Mientras se aceleran los contactos con el Pentágono, se agita el malestar entre oficiales que rechazan la herencia del exsecretario.
En plena tensión al interior de la Secretaría de la Marina por las investigaciones sobre huachicol fiscal que tienen en la mira a los sobrinos políticos del exsecretario Rafael Ojeda Durán, dos oficiales allegados al vicealmirante Manuel Farias Lagunas y al contralmirante Fernando Farias Lagunas fueron ascendidos al máximo escalafón la semana pasada.
Uno de ellos es el nuevo almirante Ramiro Lobato Camacho, que, si bien no es un hombre de todas las confianzas del grupo de Ojeda Durán, tampoco tuvo una mala relación y por eso en 2020 el entonces secretario lo nombró inspector general de la Marina.
El otro oficial es Martín Enrique Barney, que estaba a cargo de la IX región naval, una posición para la cual tuvo el visto bueno de los sobrinos de Ojeda.
Cerca del almirante Raymundo Morales, actual titular de la Semar, aseguran que ambos oficiales ascendidos no tienen vinculaciones a la trama de los sobrinos de Ojeda, uno de los cuáles se encuentra en la clandestinidad.
Como sea, los ascensos no dejaron buen clima en una fuerza que intenta superar el escándalo iniciado en febrero con la captura de un buque en Tamaulipas repleto de combustible irregular y que ha dado lugar a asesinatos, suicidios dudosos y fugas de integrantes de la Marina.
Entre los principales oficiales genera malestar la aparición recurrente de Ojeda en la prensa, ya sea departiendo en restaurantes exclusivos o aquellas postales que dan cuenta de su fabuloso patrimonio.
Por esto es que cualquier ascenso de oficiales allegados al exsecretario genera anticuerpos inmediatos.
Mientras tanto, el actual secretario Morales busca rehabilitar la relación con el Pentágono y la semana pasada tuvo contactos con Washington sobre los ataques a narcolanchas en el Pacífico. Una vinculación en la que tiene peso también el embajador en la CDMX, Ronald Johnson.
Vía La política on line mx