LA COVID INFLÓ LOS PRECIOS DE INSUMOS MÉDICOS HASTA EN 1,500%: MÉDICOS SIN FRONTERAS

Por: Adán Morales

@adangio

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EMEEQUIS.– En 2007, la Organización Mundial de la Salud (OMS) hizo un llamado a todos los países para que se prepararan ante una posible pandemia. No se sabía el año, ni qué la causaría, sólo había una certeza: cada siglo ocurren, en promedio, tres.

En un intervalo que puede ser de entre 10 y 50 años, dice el organismo internacional, llega una emergencia sanitaria que no perdona ningún rincón del orbe y había que estar preparados.

A inicios del siglo pasado, por ejemplo, ocurrió la pandemia más grave registrada en la historia, causada por el virus de influenza H1N1. El Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) calcula que murieron 50 millones de personas a nivel mundial por la llamada gripe española. No había vacunas, no había antibióticos ni equipo de protección avanzado para el personal médico. La receta más confiable: cuarentena.

Sesenta y tres años más tarde, en 1981, surgió la del VIH –aún activa– que se calcula ha terminado con la vida de entre 25 y 35 millones de personas. Pese a los avances científicos, no hay cura, aunque sí terapias antirretrovirales que pueden disminuir el progreso de la enfermedad y tener calidad de vida.

Aún con esta información, en ningún lugar del mundo se estaba preparado para enfrentar la pandemia actual por Covid-19.

Hoy día, con avances científicos considerables, con la posibilidad de desarrollar una vacuna en un lapso de tiempo corto, un tratamiento confiable y con equipo de protección personal más adecuado para médicos y enfermeras, los contagios aumentan todos los días (hay más 8 millones de personas contagiadas), también las defunciones, que ya se contabilizan en 438 mil 399 personas.

PAGAR 15 VECES MÁS POR UNA MASCARILLA

En medio de esa crisis, dice Loïc Jaeger, director de Médicos Sin Fronteras (MSF) para México y Centroamérica, hay otro drama mundial: “Unos cuantos han aprovechado esto para sacar dinero”.

“En el mundo no estábamos preparados para esta pandemia, por ello no existe suficiente material de protección adecuado”.

Hoy –recalca quien ha trabajado en medio de conflictos bélicos y desplazamiento masivo de poblaciones– comprar una mascarilla nos cuesta 10 o 15 veces que lo que costaba a inicio de año.

Es la ley de la oferta y la demanda, argumentarían los economistas. Un exceso de demanda de un bien –en este caso el equipo de protección para personal médico– y muchos compradores para pocas unidades existentes, que trae consigo el aumento de precio y que no parará hasta que el número de personas que lo requieran, disminuya, es decir, hasta que los contagios y los ingresos hospitalarios bajen.

“Es prioritario que nos aseguremos el acceso de todo el personal de la salud a estos equipos de protección”, recalca Loïc.

Mientras tanto, el último corte que presentó el director de Epidemiología de la Secretaría de Salud, José Luis Alomía, en el arranque de la Nueva Normalidad, señaló que hay 26 mil 666 casos de trabajadores de la salud contagiados y 385 fallecidos, más los que estaban pendientes de investigación.

“En el mundo no estábamos preparados para esta pandemia”, dice Loïc Jaeger, de Médicos Sin Fronteras. Foto: MSF.

NO SÓLO ES EL MATERIAL DE PROTECCIÓN

Hay otra batalla que se libra en medio de la pandemia: la de las farmacéuticas que pelean por encontrar la cura o la vacuna al coronavirus.

Y así como Loïc señala que hay que garantizar que los precios del equipo de protección para personal médico no sean exorbitantes, como está ocurriendo, se debe prever lo mismo para la vacuna o el medicamento contra la pandemia.

“Tenemos que lograr que se garantice que el tratamiento y las vacunas lleguen a todo lugar donde se necesite, no solamente a manos de quienes pueden pagarlo”, enfatiza el activista.

El material de protección es tan valioso como los desarrollos en el campo de la medicina: ambos salvan vidas.

“Nosotros insistiremos en el marco de la reunión de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) a final de mes sobre la accesibilidad al material disponible y en los tratamientos. Pienso que todos los ciudadanos del mundo tienen que insistir”.

Loïc sabe de la importancia de tener el material de protección ante una situación de alto riesgo: “Nosotros no trabajamos si no tenemos el material para proteger a nuestro equipo; si no tenemos material, no abrimos la clínica.”

EL OTRO RIESGO DE LOS MÉDICOS: EL DESGASTE EMOCIONAL

En la cabecera municipal de Venustiano Carranza, en Chiapas, se esparce un rumor por redes sociales: acusan al gobierno de envenenar a la población por medio de un dron. Está terminando mayo y en el pueblo han muerto 7 personas por Covid-19.

El mensaje que inició en redes se convirtió en un llamado a la acción: bloquear el pueblo y reclamarle al gobierno. El saldo fue la quema y daños de las oficinas de la Presidencia Municipal, la casa del alcalde, la de la madre del gobernador de Chiapas, Rutilio Escandón, y una clínica del IMSS con médicos que trabajaban en su interior.

Esta agresión a centros hospitalarios y a personal médico no es la única. A lo largo del país el personal ha denunciado ataques. Gente que les avienta cloro, violencia verbal y física, intimidación. Acciones que, denuncia Jaeger, tienen un efecto en la salud mental y emocional de quienes pelean en la primera línea contra el Covid-19.

Una colega –cuenta el representante de MSF– sale todas las mañanas con la ropa de médico, siente rechazo y miedo, eso la afecta, aumenta su estrés. “Lo vemos en México, pero también en el mundo. Lo mismo vimos con el Ébola que, aunque son distintos, comparten el hecho de que no hay tratamiento y esto impacta a la sociedad de una forma distinta. Allá también hemos visto agresiones y discriminación, un estrés mayor del personal médico que está en la primera línea”.

–¿Qué causa estas agresiones? –se le pregunta.

–Miedo. La gente que tiene un miedo normal, porque todos lo estamos sintiendo, pasa a un miedo irracional. Traslada su miedo al virus al personal médico que enfrenta al virus.

“Tiene que ver con su historia personal, pero también hay un problema de mala información o de poco conocimiento y entendimiento del virus”.

LUCHAR CONTRACORRIENTE

Falta de insumos adecuados que ha derivado en contagios y muertes de personal médico, la separación de sus familias, el autoaislamiento, el estrés, las agresiones, el miedo al contagio son algunas de las cosas que el personal médico carga mientras pelea contra un virus que aún no tiene cura.

–¿Qué piensas sobre el trabajo que realizan en México? ¿Se parece al que has visto en otros países, en otros contextos, como en un conflicto bélico?

–Me ha impresionado el profesionalismo del personal médico en México. En MSF, por su naturaleza de responder a emergencias sanitarias en el mundo, estamos preparados. Un médico que se une la organización y es enviado a Siria sabe que se va a enfrentar a las bombas, sabe que se va a enfrentar a los cadáveres, a la violencia; van preparados y, de manera interna, hemos desarrollado toda una estructura de profesionales, de herramientas, talleres, para apoyar a nuestro personal que se enfrenta a estas situaciones de dilemas éticos muy difíciles, porque uno tiene que elegir quién va a tener la atención. Tan simple como quién de dos pacientes va a ir a una cama de cuidados intensivos porque hay sólo una. Lo mismo está ocurriendo hoy aquí.

“Me ha impresionado la reacción del personal en un país como México, aunque no exclusivamente, con todo lo que lidian hoy día, porque esto no pasa en un día normal, en un país normal, sin embargo se han adaptado y han respondido y esto ha tenido un efecto en la salud mental del personal”.

LA VACUNA CONTRA EL DESGASTE

La vacuna contra el desgaste emocional del personal médico, dice Loïc, está en el resto de la sociedad. El llamado a la humanidad de la población, la empatía y el reconocimiento a quienes trabajan día con día para salvar la vida a quien se ha contagiado de Covid-19.

Por eso fue que MSF lanzó dos campañas para que ese reconocimiento y respaldo de todos para con el personal médico que trabaja contra el virus. La primera, #FuerzaEquipoMédico; la segunda, #DosisDeHumanidad.

“Inicialmente fue por redes sociales, enviarles mensajes de aliento al personal. Ahora buscamos que esos mensajes salgan de las redes y terminen en mantas y cartulinas colgadas de las ventanas, pegadas en las calles para que el personal que pasa por ahí sienta la solidaridad”.

Esta campaña, dice, también está dirigida a acompañar a las y los contagiados que están aislados y que enfrentan la enfermedad solos.

“No sabes si tu vecino de enfrente tiene Covid y está solo o una enfermera que pasa en la calle para tomar su turno y que, viendo estos papelitos, sepan que estamos todos en la lucha”.

LAS ENFERMEDADES NO TIENEN FRONTERAS

Cuando nació MSF, hace 50 años, el mensaje era claro: las enfermedades no tienen fronteras. Han tratado pacientes que mueren de sarampión, de malaria, de Ébola en todos los rincones del planeta, sin embargo, lamenta Loïc, “siempre fue difícil que nos escuchara el resto del mundo, el mundo que no estaba tocado por estas epidemias”.

No escucharon, recuerda, cuando decíamos que la salud es fundamental para cualquier sociedad y que tiene que ser accesible para toda la población, no sólo para quienes lo pueden pagar. Esto es la experiencia de una pandemia.

 “En una epidemia no puedes elegir tratar sólo a quienes pueden pagar, porque si no nunca va a terminar la pandemia. No puedes elegir a quién sí y a quién no le das material de protección de calidad”.

Como mundo, como sociedades, ojalá hayamos aprendamos algo con el Covid, reflexiona.

“No podemos seguir pensando que uno va a sobrevivir a una pandemia sólo porque está del lado bueno de la frontera. No es así y en los últimos meses se demostró de una manera horrible. Nunca había pensado vivir algo así en mi vida”.

Por eso, enfatiza: “Tenemos que reaccionar a nivel estado y gobiernos para la próxima vez y entender que la salud no puede ser una mercancía, es un derecho”.

 

@AleCrail