En medio de la percepción generalizada de que México es un país machista, surge una paradoja interesante: aunque el 75% de los mexicanos considera que la población es mayormente machista, un sorprendente porcentaje está listo para alzar a una mujer como presidenta. Según una encuesta realizada por Enkoll para EL PAÍS y W Radio, el 87% de los consultados está de acuerdo o muy de acuerdo en que el país esté liderado por una mujer. Esto marca un cambio significativo en la percepción pública y sugiere una apertura hacia un cambio histórico en la política mexicana.
En la encuesta, cuando se preguntó si preferían que el próximo presidente fuera hombre o mujer, los hombres revelaron cierto sesgo machista, con solo un 53% prefiriendo a una mujer. Sin embargo, las mujeres elevaron este porcentaje al 69%, mostrando una mayor disposición hacia el liderazgo femenino. Este apoyo se refleja también en las expectativas sobre el desempeño de las mujeres en el poder: el 71% cree que las mujeres atenderían mejor los asuntos económicos, y hay una marcada diferencia en la percepción sobre su capacidad para manejar la seguridad pública y combatir la corrupción. En estos aspectos, las mujeres obtienen una ventaja de 15 y 8 puntos porcentuales respectivamente sobre los hombres, y dos tercios de los encuestados confían más en la honestidad de las mujeres.
Heidi Osuna, directora de Enkoll, sugiere que estas respuestas se basan en las expectativas de género que se han ido formando con el tiempo, ya que las experiencias previas de mujeres en el poder son limitadas para comparar. En 2012, por ejemplo, cuando el PAN postuló a Josefina Vázquez Mota como candidata, el país no parecía estar preparado. Sin embargo, ahora las cosas han cambiado, y el 63% cree que México está listo para dar paso a una mujer en la presidencia.
En esta contienda electoral, tanto el bloque oficialista como el opositor han postulado candidatas, lo que hace que el electorado no tenga escapatoria ante esta posibilidad histórica. Claudia Sheinbaum, por el bloque oficialista, y Xóchitl Gálvez, en el bloque opositor, se enfrentarán en los próximos tres meses de campaña. Sin embargo, la elección no debería basarse en el género, sino en las políticas y programas que ofrecen. Aunque las candidatas lanzan mensajes enfocados en el empoderamiento femenino, lo esencial será confrontar las ideologías y propuestas para el futuro del país.
En un México que se debate entre el machismo arraigado y la apertura hacia la igualdad de género, es probable que una mujer llegue al máximo poder como resultado de estas elecciones. ¿Qué sucederá después? Según la encuesta, un 87% de los consultados cree que la situación mejorará o se mantendrá igual para las mujeres. Los hombres, por su parte, elevan esa percepción al 89%, sugiriendo que ellas saldrán ganando con este cambio. En última instancia, el resultado de estas elecciones no solo marcará un hito histórico para México, sino que también pondrá a prueba las expectativas y percepciones sobre el liderazgo femenino en el país.
Información tomada de El País
