Los generales creen que Trump alista una operación con soldados mexicanos para enfrentar a los cárteles

Por: Admin

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Creen que enviarán elementos nacidos en México para enfrentar al narco. La estrategia del avión no tripulado. La centralidad de García Harfuch.

 

Desde mediados de la semana en la cúpula de la Secretaría de la Defensa circula la teoría de que la aparición de un avión no tripulado perteneciente a Estrados Unidos, y sobrevolando el Edomex, fue una suerte de globo de ensayo para medir el impacto en la opinión pública y luego avanzar en despliegues de mayor impacto.

Los generales creen que en el Pentágono avanza la idea de conformar una fuerza operativa integrada por elementos de origen mexicano que tendrían la tarea de realizar operaciones contra el narcotráfico en territorio nacional.

Una tesis que factible porque en las filas del Ejército estadounidense, así como en la infantería de Marina y en otros grupos especiales, existe un porcentaje de soldados mexicanos.

En la Sedena creen que sería un atajo muy similar al del avión no tripulado, fabricado en EU, controlado desde el país vecino, pero al servicio del Gobierno de Claudia Sheinbaum.

Otra cuestión ineludible es que un comando de fuerzas mexicanas preserva a la 4T de la situación más temible detrás del injerencismo de EU: que elementos extranjeros tengan participación en la vida de civiles. Los llamados daños colaterales que han marcado las diversas incursiones militares de Washington en las últimas décadas.

En la Sedena existen reparos porque se tratan de estrategias en las cuáles el Ejército mexicano observa a lo lejos. El Pentágono discute estas situaciones con la Secretaría de la Marina y con el secretario de Seguridad Omar García Harfuch. La Guardia Nacional, en tanto, está fuera de la ecuación porque EU todavía no la entiende como una fuerza a la altura del conflicto frontal que se prtende.

En las Fuerzas Armadas es cada vez mayor el registro de la influencia del secretario. Las cifras de seguridad presentadas esta semana revalidan su estrategia e instalan una discusión ineludible sobre su horizonte político.

El efecto fue inmediato: a las pocas horas de que se conociera el descenso en los homicidios, García Harfuch no tuvo mayores inconvenientes para quitarle a la Sedena el control del abasto de combustibles y asignárselo a Pemex Logística, donde despacha un hombre de su staff.

Los generales además observan que, frente a la centralidad de García Harfuch, el obradorismo permanece en silencio y poco o nada se queja de los acuerdos con Washington. Es obvio: mientras el secretario desmonta la política de seguridad del sexenio anterior, las principales figuras allegadas al expresidente atraviesan todo tipo de escándalos y tribulaciones.

En el gabinete de seguridad se menciona en voz baja: toda la avanzada de Trump contra Venezuela tiene una terminal indiscutible en México a través de la operación del Cártel de Sinaloa en el Caribe.

El limite para los acuerdos militares en curso se encuentra no tanto en la política mexicana, sino, más bien en la Casa Blanca, donde Donald Trump volvió a tener esta semana un exabrupto cuando dijo que él decidía “lo que México debe hacer”. Esas situaciones dificultan los acuerdos subterráneos y por eso tuvo que aparecen, a los pocas horas, el embajador Ronald Johnson para dar cuenta de la “buena coordinación” con México.

 

Vía La Politica Online