Para comprender por qué Morena no puede alcanzar la mayoría calificada, es fundamental examinar lo que establecen la Constitución Mexicana y la legislación electoral. La mayoría calificada se refiere a una proporción específica de votos requerida para aprobar reformas constitucionales. En el caso de México, se necesita una mayoría de dos tercios en ambas cámaras del Congreso: la Cámara de Diputados y el Senado, no así en los congresos locales.
La distribución de escaños en el Congreso se realiza a través de dos sistemas: el de mayoría relativa (donde los candidatos son elegidos por votación directa en distritos uninominales) y el de representación proporcional (donde los partidos reciben escaños y curules adicionales según el porcentaje de votos obtenidos a nivel nacional). Es en este último sistema donde la situación se complica para Morena.
La ley electoral mexicana establece que los espacios de representación proporcional (plurinominales) no se calculan por coalición, sino por partido, individualmente. Esto significa que, aunque Morena forme parte de una coalición con otros partidos, como el Partido del Trabajo (PT) y el Partido Verde Ecologista de México (PVEM), cada partido recibe sus curules y escaños plurinominales de manera separada
La intención de Morena de reformar el Poder Judicial ha sido uno de los temas más debatidos en los últimos tiempos. Sin embargo, sin la mayoría calificada en el Congreso, cualquier intento de reforma constitucional se enfrenta a un obstáculo insuperable. La aritmética política es clara: incluso si Morena cuenta con el apoyo de sus aliados tradicionales (PT y PVEM), los números simplemente no alcanzan para cumplir con el requisito de dos tercios.
La estructura constitucional y el sistema electoral mexicano son los factores clave que impiden que Morena logre la mayoría calificada en el Congreso. A pesar de sus esfuerzos y del apoyo de sus aliados, la realidad es que las reglas del juego político en México están diseñadas para evitar que un solo partido o coalición tenga el control absoluto. En este contexto, cualquier reforma significativa, como la del Poder Judicial, requerirá de un consenso más amplio y de la negociación con otros partidos, algo que refleja la pluralidad y diversidad de la democracia mexicana.
La toma de decisiones en el Congreso de la Unión, tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado, avanza por dos vías esenciales: la mayoría simple y la mayoría calificada. Estas mayorías son fundamentales para la aprobación de propuestas e iniciativas y determinan el curso de las reformas legislativas y constitucionales en el país.
Mayoría Simple: El 50% + 1
La mayoría simple, que requiere el 50 por ciento más uno de los legisladores presentes, es utilizada para la aprobación de propuestas o iniciativas que no implican cambios a la Constitución. Esta vía es comúnmente empleada para la modificación de leyes secundarias. Por ejemplo, si en una sesión están presentes 400 diputados, una mayoría simple se logra con 201 votos a favor.
Mayoría Calificada: Las Dos Terceras Partes
En contraste, la mayoría calificada, que requiere las dos terceras partes de los legisladores presentes, es necesaria para cualquier modificación a la Constitución. Esta exigencia asegura un consenso más amplio y es un reflejo del alto umbral requerido para cambios constitucionales. En la Cámara de Diputados, la mayoría calificada se establece con 334 votos de los 500 diputados totales. En el Senado, se necesita el voto favorable de 82 de los 128 senadores.
Presencia y Participación: Factores Decisivos
Es crucial considerar que ambas mayorías, tanto simple como calificada, dependen del número de legisladores presentes en el recinto al momento de la votación. Esto significa que la presencia de los legisladores es decisiva en cada sesión, ya que un quórum bajo puede alterar significativamente el umbral necesario para alcanzar la mayoría.
Cambios de Bancada e Independencia
Iniciada la legislatura, cualquier legislador tiene la opción de cambiar de bancada o declararse independiente, lo cual puede afectar la configuración de mayorías en ambas cámaras. Este dinamismo añade una capa de complejidad al proceso legislativo, ya que la mayoría de un partido puede fluctuar a lo largo de la legislatura