En las primeras horas del martes 26 de marzo de 2024, Culiacán, la capital del estado de Sinaloa, se vio adornada con “narcomantas“, mensajes colgados en diferentes puntos de la ciudad que dejaron perplejos a los ciudadanos. En ellos, se desplegaba un mensaje aparentemente contradictorio con la realidad que se vive en la región: “No hay guerra en Sinaloa”, firmado con las siglas IAG, atribuidas a Iván Archivaldo Guzmán, hijo de Joaquín “el Chapo” Guzmán, líder del cártel de Sinaloa.
El contenido de los mensajes, leído como una advertencia dirigida a la sociedad, prometía castigos severos a aquellos que se dedicaran al robo y otros crímenes contra la ciudadanía. “Aquí no se permite el robo, secuestro, extorsión, ni cobro de piso“, reza uno de los párrafos, que también hace un llamado a la colaboración ciudadana para denunciar cualquier actividad ilícita.
Estos mensajes emergen en un momento de alta tensión en la región, donde se han reportado enfrentamientos y secuestros en días recientes, así como la presencia militar reforzada desde el mismo viernes 22 de marzo, cuando arribó un batallón de 600 elementos del Ejército Nacional y 300 de la Guardia Nacional.
Las autoridades aún no han emitido un posicionamiento oficial sobre las narcomantas, pero el presidente Andrés Manuel López Obrador, en su conferencia matutina del lunes, atribuyó la situación a una disputa entre grupos.
Las mantas, retiradas casi inmediatamente después de su aparición, han sido ampliamente difundidas a través de fotografías en redes sociales y medios locales, agregando un nuevo capítulo a la compleja narrativa de violencia y disputas de poder que caracteriza a la región.
A medida que Sinaloa y su capital Culiacán enfrentan esta nueva muestra de confrontación y advertencia, la incertidumbre y la tensión siguen en aumento, dejando a la sociedad en un estado de alerta constante ante la posibilidad de nuevos episodios de violencia y conflicto.