¿Podría el estadio Cuauhtémoc colarse como sede en el Mundial de Fútbol en 2026?

¿Podría el estadio Cuauhtémoc colarse como sede en el Mundial de Fútbol en 2026?

Por: Editor Moviendo Ideas

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La idea de que Puebla se convierta en sede alternativa del Mundial de Fútbol 2026 ha ganado fuerza dentro de los asesores de gobierno luego del asesinato político que cimbró a la capital del país el martes 20 de mayo de 2025, en un contexto donde la narrativa sobre la inseguridad en México podría impactar directamente al evento deportivo más importante del planeta.

La mañana del martes 20 de mayo, la violencia irrumpió en el corazón político de la capital mexicana. Ximena Guzmán, asistente particular de la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Clara Brugada, y su asesor cercano, José Muñoz, fueron asesinados a balazos en plena Calzada de Tlalpan, uno de los puntos más transitados del sur de la ciudad. El crimen ocurrió a plena luz del día, en el espacio público. El crimen ocurrió en Calzada de Tlalpan y calle Napoleón, colonia Moderna, a tan solo 12.3 km del Estadio Azteca, donde está planeada la inauguración del Mundial.

Este hecho no solo cimbró a la estructura del gobierno capitalino, sino que tuvo eco internacional. El contexto en el que se produce este asesinato lo convierte en un punto de inflexión para distintos intereses cruzados: desde el fortalecimiento de una narrativa de violencia extrema promovida desde el extranjero hasta una eventual afectación directa a uno de los eventos deportivos más esperados a nivel internacional: el Mundial de Fútbol 2026.

En México se prevé que desde Estados Unidos, el presidente Donald Trump aproveche el momento para reforzar su narrativa sobre México como un “Estado fallido”, dominado por el crimen organizado. Esta línea de discurso no es nueva y tiene múltiples propósitos, por ejemplo, Trump ya impulsó la idea de una posible intervención en territorio mexicano con el pretexto de ayudar a combatir a los cárteles de la droga. Y este nuevo crimen de alto impacto también será usado como combustible para que dicha narrativa vuelva a posicionarse con más fuerza.

Prueba de ello es que hoy, el secretario de Estado de Estados Unidos Marco Rubio se refirió esta ejecución de funcionarios para sumar al discurso de que México no es seguro.

 

Desde Palacio Nacional, se percibe que esta narrativa tiene más de un propósito: por un lado, justificar ante la opinión pública estadounidense el endurecimiento de sus políticas migratorias y de seguridad fronteriza; y por otro, presionar a la FIFA para que cancele los 13 partidos programados para jugarse en México durante el Mundial 2026, bajo el argumento de que el país no ofrece condiciones mínimas de seguridad para turistas y jugadores.

Uno de los blancos más deseados por la estrategia de Trump sería la ceremonia de inauguración, actualmente planeada para celebrarse en el Estadio Azteca, en la Ciudad de México. Este sería un golpe simbólico y mediático de alto calibre: arrebatarle a México la apertura del evento más visto en el mundo serviría como muestra de fuerza y como escarmiento diplomático -dos de las cosas favoritas del presidente estadounidense-.

Aunque los estadios ya están definidos desde 2024 —con el Azteca (CDMX), el Akron (Guadalajara) y el BBVA (Monterrey) como las tres sedes mexicanas—, la FIFA ha dejado abierta la posibilidad de modificar ciertas sedes por razones de seguridad, especialmente ante eventos violentos reiterados o amenazas a la estabilidad logística de los partidos.

Este asesinato ocurrió sobre Calzada de Tlalpan y la calle Napoleón, en la colonia Moderna, alcaldía Benito Juárez; a solo 12.3 kilometros del Estadio Azteca. Pero no solo es el “Coloso de Santa Úrsula”, también el Akron en Jalisco, donde hay alerta por temas de seguridad.

Frente a este escenario, en Palacio Nacional estarían evaluando impulsar una propuesta inesperada: poner sobre la mesa el Estadio Cuauhtémoc como una sede alternativa en caso de que se caiga alguna de las plazas ya confirmadas.

El argumento sería claro: aunque Puebla no figura entre las entidades más pacíficas del país, en semanas recientes el gobierno estatal de Alejandro Armenta  demostró capacidad de organización y control con la Feria de Puebla 2025, un evento que se desarrolló del 24 de abril al 11 de mayo sin incidentes graves -o mejor dicho, de escala nacional- y con una afluencia récord de visitantes nacionales e internacionales. Con más de 1,600 000 de asistentes, una derrama económica estimada en 1,050 millones de pesos y una cartelera artística de talla global, la feria se consolidó como una muestra de que el estado puede recibir turismo masivo en paz.

¿Es posible? Dependería completamente por la FIFA, pues la propuesta llegaría a contra reloj. Sin embargo en términos de infraestructura, sí. Los estadios palomeados por la FIFA tienen una capacidad mínima 45 mil y máxima de 94 mil espectadores. Las capacidades de los estadios mexicanos que fueron seleccionados son:

  • El Estadio Azteca en la Ciudad de México (Tlalpan) tiene una capacidad para 83.000 espectadores
  • El Estadio Akron en Guadalajara (Zapopan, Jalisco) tiene una capacidad para 48.000 espectadores
  • El Estadio BBVA en Monterrey (Guadalupe, Nuevo León) tiene una capacidad para 53.500 espectadores

El Estadio Cuauhtémoc en Puebla puede recibir hasta 51.726 aficionados, por lo que en términos de capacidad, está dentro del margen, entonces sí. Pero en términos reales, parece una idea descabellada por el poco tiempo que quedaría para adecuaciones y logística. Pero se vale soñar. Esta sería una forma  de contrarrestar la narrativa de “sede insegura” que, desde Washington, se intentaría construir tras el asesinato de los colaboradores de Brugada.