Máxima tensión en la Costa Oeste por las protestas contra las redadas. La secretaria de Seguridad Interior difundió una imagen y desató el malestar en la 4T.
El rumbo de los acontecimientos en California ya genera inquietud en Palacio Nacional porque entienden que se consolida en Estados Unidos el discurso contra México y se asimilar a los migrantes con la figura del “invasor”.
A lo largo de este lunes, en diversas conversaciones, se cuestionó que desde las redes sociales de agencias de seguridad de EU, dependientes de Kristi Noem, se difundiera una imagen de un manifestante en Los Ángeles con una bandera mexicana en sus manos, el rostro cubierto y parado sobre un automóvil.
El malestar viene a partir de que Noem estuvo a fines de marzo en Palacio Nacional, se alcanzaron una serie de acuerdos, entre ellos la necesidad de que México recabe datos biométricos, y luego la funcionaria protagonizó una publicidad que criminalizaba la migración – y que se pautó en medios mexicanos – y ahora difundió una imagen que tensiona aún más la relación bilateral.
En el Gobierno creen que Noem, que ya fue gobernadora en Dakota del Sur, quiere ser candidata presidencial en 2028 y que usará la política fronteriza como su carta de presentación. En las últimas semanas defendió las deportaciones al margen de los procesos judiciales y también el veto a los estudiantes extranjeros en Harvard.
La tensión del fin de semana, en tanto, confirma para Claudia Sheinbaum un pronóstico que escuchó desde inicios de año: la frontera y la migración son temas donde Trump puede mostrar resultados que no encuentra en otras cuestiones.
En un momento en el cual la base republicana asiste a la ruptura entre el presidente y el magnate Elon Musk, las redadas contra los migrantes se convierten en un movilizador de la Casa Blanca para mantener el eje de gravedad al interior del Partido Republicano.
El discurso sobre la frontera y contra la migración le ofrece a Trump unos resultados en sus niveles de aceptación que no encuentra todavía en la tensión con China, la guerra de Ucrania o el drama de Medio Oriente. La llegada de los marines a California, en tanto, cimenta la tesis de que el presidente se encamina hacia el centro de un conflicto que cree estar en condiciones de ganar.
El movimiento es entendible: la frontera es de los pocos temas en el cuál la narrativa de Trump se mantiene estable. Ya cambió de opinión sobre los acuerdos nucleares con Irán, tensionó su relación con Israel, rechaza a los jueces que él mismo designó en su primer mandato y hasta se muestra arrepentido del T-MEC, un tratado cuya renegociación él mismo protagonizó. La frontera y la migración resisten como cuestiones de afinidad biunívoca entre el presidente y sus votantes.
El problema para México es que las consecuencias de esta narrativa son inmediatas: este lunes el senador republicano Eirc Schmitt, muy allegado al movimiento de Trump, pidió que el impuesto a las remesas escale a un 15%.
El impulso ultra de Trump, además, anula la diplomacia de interlocutores de corte más pragmático hacia el Gobierno mexicano como son el secretario de Estado Marco Rubio, su segundo Christopher Landau o el embajador Ron Johnson, que el fin de semana desligó a México de los desmanes en Los Ángeles.
Vía La política on line