Avanza la militarización del país: GN pasa a manos de SEDENA

Por: Adriana Colchado

@tamalito_rosa

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En un paso más hacia la militarización de México, la Comisión de Puntos Constitucionales de la Cámara de Diputados aprobó con 32 votos a favor y 18 en contra, la reforma constitucional que integra la Guardia Nacional bajo el mando de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena). Este movimiento, impulsado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, ha generado una fuerte controversia, pues convierte a la GN en una fuerza prácticamente indistinguible del Ejército, con facultades de investigación y operación que muchos consideran contrarias a su naturaleza civil.

Desde su creación, la GN fue presentada como una institución de seguridad pública con carácter civil, tal como lo establece el artículo 21 de la Constitución. Sin embargo, esta reforma marca un giro drástico, consolidando el poder de las fuerzas armadas en áreas clave de la seguridad nacional. La Suprema Corte, en una decisión previa, ya había frenado un intento similar al considerar que se vulneraba el carácter civil de la GN. Sin embargo, la maquinaria legislativa de Morena ha vuelto a la carga, logrando lo que parecía imposible: entregar el control total de la GN a la Sedena.

Los riesgos de este cambio no son menores, pues los grados de impunidad en las acciones extrajudiciales, al estar bajo el control militar, estarían mucho más blindados.

El análisis de fondo revela que este proceso no es solo una cuestión de seguridad, sino una jugada política de grantrascendencia. La reforma no solo fortalece a las fuerzas armadas, sino que debilita otras instituciones de seguridad, dejando al próximo Secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Omar García Harfuch, con poco margen de maniobra. Es un movimiento estratégico que consolida el poder militar en el país, alineándose con una visión centralista que muchos pensaban superada.

En Puebla, el impacto de esta militarización no pasará desapercibido. Con un estado históricamente marcado por la influencia de las fuerzas armadas, esta reforma podría profundizar aún más la dependencia de la seguridad pública en el aparato militar, limitando la capacidad de respuesta civil ante problemas locales.