AMLO ha “endiosado” al director de la CFE, quien es el funcionario con mayor influencia sobre el presidente, asegura Martín Moreno-Durán, autor de Bartlett, el impune. Bartlett no sólo controla la política energética del gobierno, sino que está detrás de la guerra contra el INE, asegura.
Por Esteban David Rodríguez
EMEEQUIS.– A muchos de los más conspicuos miembros de la nomenclatura obradorista no les gusta, pero sus objeciones e inquinas son irrelevantes: pésele a quien le pese, Manuel Bartlett Díaz “es el número dos de la 4T, el hombre más poderoso del gobierno después de Andrés Manuel López Obrador”.
Así lo expone el periodista Martín Moreno-Durán en su libro Bartlett, el impune, título que llegó a las librerías del país bajo el sello de Aguilar con el arranque del año, y en el que el autor disecciona la trayectoria y personalidad del que refiere como el funcionario con más influencia sobre el presidente de México.
“Bartlett tiene una influencia y un poder de decisión muy grande dentro de la de la 4T –explica el escritor–, y ha influido en dos cuestiones fundamentales: en el aspecto energético y en el terreno electoral. (…) Ese ataque contra del INE por parte de López Obrador, por parte de Morena, tiene mucho de influencia de Manuel Bartlett, que quiere, pretende, que se sigan manejando las elecciones a través del gobierno y no de un instituto autónomo”.
En entrevista con EMEEQUIS, el escritor recuerda que “cuando era secretario de Gobernación, Bartlett solía decir: ‘no se necesita una autoridad electoral, con una secretaria, una mesa y una urna, podemos hacerlo’. Hablaba en sentido figurado, pero él no quería que interviniera ninguna autoridad ajena al gobierno, y López Obrador ha comprado también esa idea”.
En opinión de Moreno, el polémico titular de CFE ha tejido su impune trayectoria
“a través de alianzas políticas, a través de complicidades, a través de una red de intereses mutuos, que en algunas ocasiones le beneficiaron a él, en algunas otras ocasiones él benefició a otros, pero a final de cuentas, si algo hay que reconocerle a Bartlett, sería esa astucia política que le ha permitido sobrevivir en los últimos 7 sexenios a niveles muy altos”.
Detalla: “Bartlett sabe cómo vender favores, sabe cómo hacerse indispensable –y como lo describo en el libro–, se arrodilla cuando se tiene que arrodillar, insulta cuando tiene que insultar, negocia cuando tiene que negociar, cede cuando tiene que ceder, aprieta cuando tiene que apretar… Es un animal político que entendió el juego de beneficiarse de un sistema y beneficiar al sistema para volverse indispensable”.
“Bartlett sabe cómo vender favores, sabe cómo hacerse indispensable”. El nuevo libro.
LA VOZ MÁS VENERADA DEL GABINETE
A otros podrá pedirles sacrificios o lealtad ciega, pero AMLO presta oídos con respeto a Manuel Bartlett Díaz, en las no siempre tersas juntas de gabinete.
Martín Moreno-Durán relata que “en reuniones privadas en Palacio Nacional, cuando está hablando Manuel Bartlett, López Obrador lo escucha en silencio, cabizbajo, no lo interrumpe, el único de los miembros de su gabinete al que no interrumpe, lo cual muestra la admiración que tiene hacia a Manuel Bartlett”.
La predilección presidencial por el director de CFE ha acarreado envidias y rencores en algunas de las más altas frondas obradoristas a lo largo de la administración. Pero “a Bartlett no le importan los allegados del presidente, él sabe que tiene un peso y un precio específico con López Obrador”.
Dice el autor que “muchos grupos dentro de la 4T ven mal a Bartlett, no les gusta que esté cerca de López Obrador, pero no pueden hacer absolutamente nada porque López Obrador ha endiosado a Bartlett, lo entronizado, es el segundo hombre más poderoso del gobierno, sólo después del presidente”.
Y resume: “Mientras Bartlett siga teniendo el apoyo absoluto de López Obrador, pues no va va necesitar ningún grupo”.
Moreno-Durán revela las afinidades entre AMLO y Bartlett. Foto: Especial.
AFINIDADES SETENTERAS
Pero si AMLO guarda tal veneración por Bartlett y concede atención concentrada a sus palabras, no es porque el exgobernador de Puebla sea una especie de encantador de serpientes. Es mucho más simple. Debido a sus afinidades ideológicas, parecen tener un entendimiento más allá del diálogo coloquial.
“Bartlett dice lo que López Obrador quiere escuchar”, afirma Moreno-Durán. Explica: “No hay tanto misterio, hay que recordar algo muy importante: hay una coincidencia ideológica entre Bartlett y López Obrador, ambos crecieron al amparo del PRI de los setentas y ambos traen la idea arraigada, consolidada, y que no va a cambiar, de que el Estado debe ser el que controle toda la actividad tanto política como económica y social en México. Son dos ultranacionalistas”.
El también autor de Abuso de poder en México (Aguilar, 2012) y de Los demonios del sindicalismo méxicano (Aguilar, 2015), entre otros títulos; y columnista de Excélsior y SinEmbargo, desmenuza a mayor detalle los puntos de afinidad entre AMLO y el titular de CFE:
“Por un lado está esa corriente ideológica que los une, esa corriente ideológica que le despierta mucha admiración a López Obrador hacia Manuel Bartlett. Piensan igual, ven el mismo proyecto de país, conciben de la misma forma un estado totalitario. Es una mentalidad estatista del viejo PRI, muy a conveniencia tanto de Bartlett como de López Obrador”.
Martín Moreno apunta el contraste entre la fortuna de Bartlett ―”estimada conservadoramente en 800 millones de pesos”― y la postura del exsecretario de Gobernación y del mismo AMLO ante los negocios ajenos:
“López Obrador y Bartlett crucifican a los empresarios, y tienen muchas coincidencias en aborrecer a los empresarios, en aborrecer al PAN, en aborrecer a la inversión privada, pero su dinero es intocable”.
Manuel Bartlett en la plenaria de Morena. Foto: Mario Jasso / Cuartoscuro.com.
EL SELLO DE BARTLETT EN EL SEXENIO OBRADORISTA
Tales afinidades han tenido un fuerte impacto en la vasta parcela de poder de Manuel Bartlett durante el gobierno obradorista.
Moreno-Durán explica que Bartlett ha influido en dos cuestiones fundamentales: en los aspectos energético y electoral. Todo lo que vemos en este momento de discusión energética se originó en un proyecto que Manuel Bartlett presentó a López Obrador cuando este era presidente electo, en 2018. Ambos coinciden en los viejos dogmas, ‘el petróleo es para los mexicanos, etcétera (…). Por eso en el asunto energético pesa mucho la opinión de Bartlett”.
La política electoral, dice el autor, es otro de los temas donde se ha dejado sentir contundentemente la mano de Bartlett en la actual administración: “Bartlett solía decir cuando era secretario de Gobernación: ‘no se necesita una autoridad electoral, con una secretaria, una mesa y una urna, podemos hacerlo’. Es decir, él hablaba en sentido figurado, pero él no quería que interviniera ninguna autoridad ajena al gobierno. Bartlett quiere, pretende, que se sigan manejando las elecciones a través del gobierno y no de un instituto autónomo como es el INE, y López Obrador le ha comprado también esa idea”.
Y en esa premisa, según Moreno, se funda una de las políticas que mayor energía consume de la administración obradorista: “Ese ataque contra del INE por parte de López Obrador, por parte de Morena, tiene mucho de influencia de Manuel Bartlett, que quiere, pretende, que se sigan manejando las elecciones a través del gobierno y no de un instituto autónomo. Tiene mucho de influencia de Manuel Bartlett, así piensa”.
A CLOUTHIER EN 1988: “¡HAY QUE DETENER A CÁRDENAS!”
En Bartlett, el impune, Martín Moreno-Durán, a partir de testimonios recogidos con actores de la época, recrea algunos de los episodios políticos más polémicos de la trayectoria de Manuel Bartlett, que a la vez han forjado su oscura leyenda, como su papel en las elecciones de 1988, en las que se le atribuye un papel protagónico en las acciones que pusieron en entredicho la credibilidad de ese proceso.
Moreno relata en la entrevista, y a mayor detalle en el libro, los pormenores de un encuentro entre Bartlett y el candidato presidencial panista de entonces, Maquío Clouthier:
“Yo no tengo ninguna duda que se despojó del triunfo a Cuauhtémoc Cárdenas. En 1988 Bartlett era presidente de la Comisión Federal Electoral (organismo organizador de las elecciones que se hallaba bajo el organigrama de la Secretaría de Gobernación). Manuel Bartlett era secretario de Gobernación y a la vez presidente de la Comisión Federal Electoral. La noche de la elección, digamos como a las 18:30, Bartlett manda llamar a Manuel J Clouthier, candidato del PAN a la Presidencia, a su oficina en Gobernación, y le dice: Oiga ingeniero, en estos momentos están llegando los resultados no indican que Cuauhtémoc Cárdenas va ganando en Guerrero, Michoacán, Estado de México, en gran parte de la Ciudad de México, en Baja California.. ¡Hay que hacer algo para evitar que llegue Cárdenas!”.
Dice el escritor. “Esa frase pronunciada por Bartlett dio inicio, fue, digamos, lo que marcó fue el banderazo de arranque para el fraude electoral de 1988. ¿Por qué le dice eso Bartlett a Clouthier? Pues simple y sencillamente porque quería que Clouthier denunciara al director del Registro Federal de Electores, José Newman Valenzuela, y así ocurrió cuatro días después. Bartlett con eso quería dejar un antecedente legal de que él no había sido el responsable, que para la oposición, en este caso para Manuel J. Clouthier, el responsable era José Newman Valenzuela. Eso fue buscar un chivo expiatorio nada más, realmente el responsable del fraude electoral de 1988 fue Manuel Bartlett Díaz”.
Para ejemplificar la astucia política de Bartlett, Moreno-Durán reseña cómo se incrustó Bartlett en el gobierno salinista, a pesar de no haber formado parte de ese grupo:
“Hay que recordar que estuvo a punto de ser candidato presidencial del PRI en 1988. Nunca fue amigo de Salinas, de hecho su relación era mala, podríamos decirlo, y tampoco pertenecía, desde luego, al primer equipo de Carlos Salinas; sin embargo, en el libro narro cómo se dio la alianza a conveniencia mutua entre Salinas y Bartlett. Un periodista sirvió de puente para hacer esa alianza, y le alcanzó a Bartlett para ser secretario de Educación con Salinas y después gobernador de Puebla”.
El autor describe que un conocido columnista, amigo de Bartlett, sirvió de puente entre los entonces precandidatos presidenciales priístas. Dicho periodista, dice Moreno, le comentó a Salinas: Manuel Bartlett ya está sacando sus cosas de Gobernación, él sabe que no va a ser el candidato presidencial del PRI, ¿por qué no hace una alianza con él”. Y Salinas responde: ¿ Y yo qué gano?. Bueno —le dice el periodista—, demostrarías al presidente Miguel de la Madrid que no eres un hombre de rencores y que sabes hacer equipo. Entonces Salinas le dijo: Okay, busca a Bartlett. El periodista buscó a Bartlett, le propuso, aceptó Bartlett, se unieron, y sin ser amigos ni mucho menos parte del primer equipo de Salinas”.
Compendia: “Bartlett fue nombrado entonces secretario de Educación Pública en 88 y tres años después le alcanzó para ser gobernador de Puebla. Después, durante los sexenios del PAN, desde el poder legislativo, hizo su alianza con Andrés Manuel López Obrador, alianza que se mantiene hasta la fecha, desde el 2006”.
@estedavid