En el Instituto Electoral del Estado de Puebla (IEE), parece que la austeridad de la 4T no se aplica a todos por igual. Mientras que los consejeros y directivos del Instituto disfrutan de jugosos bonos y sueldos, el personal eventual, quienes hacen la labor más pesada, han quedado fuera de cualquier reconocimiento.
De acuerdo con el acuerdo IEE/JE-079/2023, aprobado en diciembre de 2023, el personal permanente recibe cada dos meses su sueldo más un bono equivalente a un mes de trabajo, junto con una tarjeta de regalo. Para ponerlo en perspectiva, los consejeros con un salario mensual de $80,112.47, reciben un bono bimestral de $120,168.705. Todo esto, mientras la “austeridad republicana” parece ser solo un eslogan en la institución.
Pero los más golpeados por esta disparidad son los empleados eventuales. Estos trabajadores, quienes durante el proceso electoral estatal ordinario de 2023-2024 se enfrentaron a largas jornadas de trabajo, recorridos por todo el estado, y condiciones de trabajo muchas veces precarias, no recibieron ni un solo peso en forma de bono. Y, aunque en su momento se les aseguró que habría un reconocimiento por su esfuerzo, la espera se prolongó indefinidamente.
En una sesión del Consejo General del IEE, el personal permanente fue felicitado por su labor, pero ¿y los eventuales? Brillaron por su ausencia en los discursos de agradecimiento. Aparentemente, su esfuerzo titánico no fue suficiente para merecer un reconocimiento, mucho menos un bono. Y es que aunque se aprobó un bono para el personal eventual en diciembre, nunca llegó a concretarse.
Mientras tanto, el presupuesto del Instituto Electoral se diluyó en gastos que parecen, cuanto menos, exagerados. Por ejemplo, el sistema PREP, conocido como uno de los más caros de la historia, terminó con porcentajes de captura incompletos. Además, se gastaron $1.3 millones en material de limpieza y $2.1 millones en vestuario y uniformes, sin que se sepa con certeza si estos recursos realmente llegaron a quienes debían.
Por si fuera poco, los debates de los candidatos también fueron un gasto considerable: $1.2 millones para servicios de producción, preproducción y postproducción. Sin embargo, muchos se preguntan por qué, si se contrató este servicio, fue el propio personal del Instituto quien terminó montando los eventos.
Las preguntas quedan en el aire: ¿Dónde fue a parar todo el dinero asignado? ¿Por qué el personal eventual quedó marginado del reconocimiento y los bonos? Las respuestas quizás se escondan en las sombras de la burocracia, pero una cosa es clara: en el IEE, la austeridad parece ser solo para algunos.