Contraofensiva Scherer

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Lo último es la denuncia que el mismo Julio Sherer Ibarra le acaba de interponer a Gertz Manero, acusándolo de tráfico de influencias, coalición de servidores públicos y asociación delictuosa

POR RAMÓN ALBERTO GARZA

 

 

Julio Scherer Ibarra debió estar arrepentido hace poco más de un año por haber sido uno de los interlocutores clave que, en el 2018, apadrinaron a Alejandro Gertz Manero ante el presidente y el Senado para darle la oportunidad histórica de ser el Fiscal independiente de México.

Después de todo, el hombre cercano a Andrés Manuel López Obrador tenía la mejor imagen de un Gertz Manero quien ejercía sin cortapisas su abogacía, presidía la Universidad de las Américas en su franquicia de la Ciudad de México y se rozaba con lo mejor de la academia y la intelectualidad que le desplegaban respeto.

Pero algo les sucede a muchos de esos hombres que, precedidos de tanto prestigio, apenas se instalan en una posición relevante pierden el piso, el poder los trastorna y la facilidad con la que pueden disponer de vidas y haciendas los desubica.

Esa fue la mutación de un Gertz Manero, quien se transformó en el Frankenstein del Sistema Judicial Mexicano para tirar por la borda esa histórica oportunidad de escribir, en letras de oro, el rescate de la primera Fiscalía independiente, como punta de lanza para la renovación de todo el aparato de justicia de la Nación tan demeritado desde los tiempos del PRIAN.

Hoy, el todavía Fiscal General de la República despacha ahogándose en ríos de acusaciones, denuncias de abuso de poder, conflicto de intereses, presunto enriquecimiento ilícito y casi todo el catálogo de desatinos que un poderoso sin escrúpulos y sin sentido común pueden presumir.

Lo último es la denuncia que el mismo Julio Sherer Ibarra le acaba de interponer a Gertz Manero, acusándolo de tráfico de influencias, coalición de servidores públicos y asociación delictuosa.

Quién imaginaría hace apenas 12 meses que esa dupla que parecía invencible -la de Scherer-Gertz- acabaría no solo distanciada, sino confrontada en los tribunales en medio de acusaciones entendibles entre rivales, opositores o enemigos históricos, pero nunca entre quienes buscaron ser promotores de un mejor sistema judicial.

La denuncia del ex Consejero de la Presidencia no es solo por haber sido víctima de la persecución de una fiscalía que pretendió fincarle acusaciones de extorsión a despachos de abogados, presuntamente ligados a él, en el controvertido caso del abogado Juan Collado, a quien el mismo Fiscal le habría ofrecido un criterio de oportunidad para recuperar su libertad a cambio de que firmara esa denuncia.

Scherer Ibarra es contundente en su documento cuando dice que la Fiscalía, bajo la conducción de Gertz Manero, se convirtió en un despacho para ejecutar las venganzas personales de su titular, para poder saciar sus vendettas.

Y más allá de su caso personal, el ex Consejero Jurídico de la Presidencia enlista en su denuncia las persecuciones contra la familia política del Fiscal, contra la comunidad científica del Conacyt, contra personajes ligados a la Universidad de las Américas en Puebla, sin dejar a un lado mujeres, empresarios y otros personajes que afectaban sus intereses.

Scherer Ibarra exhibe en su denuncia contra Gertz Manero las amenazas que el Fiscal le profirió cuando, como Consejero Jurídico de la Presidencia, se negó a promover la negativa del Amparo para Laura Morán y Alejandra Cuevas. Y reiteró ante lo que será un tema de tribunales la frase de “Usted podría haber elegido entre un fiscal amigo o un fiscal enemigo”, en franca advertencia sobre la negativa de Scherer Ibarra a cumplir con su ilícita petición.

Mas aún, en su documento, Scherer Ibarra lamenta el encierro privilegiado que Gertz Manero le otorgó al ex director de Pemex, Emilio Lozoya, y que terminó en el escándalo insignia que ha desprestigiado la estrategia anti-corrupción trazada por el gobierno de la Cuarta Transformación.

Pero el ex Consejero de la Presidencia no es el único que está judicializando los excesos de Gertz Manero. Alonso Castillo Cuevas, periodista norteamericano y nieto de Laura Morán, está buscando que el gobierno estadounidense le aplique al Fiscal mexicano la Ley Global Magnitsky.

Es una legislación vigente dese 2016 y que permite sancionar a funcionarios extranjeros que cometan violaciones a los derechos humanos, confiscándoles todas sus propiedades.

Con inmuebles declarados patrimonialmente en Nueva York y Florida, lo que el ciudadano norteamericano que acusa extorsión contra su madre y su abuela solicita es la congelación de esos bienes, sin dejar de considerar que le podrían cerrar a Gertz Manero la entrada a los Estados Unidos.

Sin duda, después de conocer la denuncia de Scherer Ibarra y la de Castillo Cuevas, el Fiscal General de la República debe de estar más que alarmado de saber que casi todo lo que posee lo podría perder en un abrir y cerrar de ojos.

Pero ese es el destino que Dante Alighieri le da en su Divina Comedia a los malagradecidos y a aquellos que traicionan. El del séptimo y último infierno. El mismo en el que deambula hoy Alejandro Gertz Manero, quien pasará de ser perseguidor a perseguido.