The Economist le dedica la portada a AMLO… para hacer un diagnóstico sombrío de sus políticas: divide a los mexicanos entre “el pueblo” (quienes lo apoyan) y los “traidores” de la élite, a la que achaca los males de México.
EMEEQUIS.– AMLO tiene un “hambre de poder desmedida” que los electores deben frenar el próximo 6 de junio, porque “es un peligro para la democracia mexicana”. Es el punto central del diagnóstico que el semanario londinense The Economist ha efectuado sobre el México de López Obrador en su edición Latam, que comienza a circular hoy.
Bajo el título “El Falso Mesías de México”, la revista británica señala las “políticas ruinosas” del tabasqueño, entre ellas, el desastroso manejo de la pandemia de Covid-19, que ha causado un exceso de mortalidad de 477 mil fallecimientos; la contracción de 8.5% del Producto Interno Bruto (PIB) del año pasado; el endeudamiento, su desprecio por la ley, la militarización, el fracaso en el combate al crimen, la política energética regresiva.
Y, en general, “un amor a ideas que se han probado y se ha demostrado que no funcionan”. Por ejemplo, el análisis destaca los “desastres catastróficos” que suelen derivar de poner “grandes cantidades de dinero público” en manos de las fuerzas armadas, “como podría explicarle cualquier egipcio o palistaní”.
Pero, sobre todo, el texto resalta la naturaleza populista y autoritaria del mandatario mexicano. “Su eslogan en las reuniones de gabinete es: ¡cállate!”, revela. Subraya también los ataques al INE, las “ingeniosas” consultas con “pequeños grupos que sabe que se pondrán de su lado”, y el proyecto soterrado de AMLO para reelegirse.
The Economist llama al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, a defender la democracia mexicana en el mismo estilo de López Obrador: “Con mensajes silenciosos”.
“UN PELIGRO PARA LA DEMOCRACIA”
Con más sarcástico que alarmista, The Economist señala que AMLO, aunque “no es personalmente corrupto”, sí es “un peligro para la democracia mexicana”.
“López Obrador divide a los mexicanos en dos grupos: ‘el pueblo’, como se refiere a quienes lo apoyan; y la élite, a la que denuncia, a menudo por su nombre, como delincuentes y traidores que tienen la culpa de todos los problemas de México”, indica el semanario.
El presidente López, comenta el semanario, “es una criatura extraña”. Reseña que AMLO “convoca frecuentemente a votar, pero no siempre sobre temas que se resuelven mejor votando. Por ejemplo, cuando hay objeciones legales a uno de sus proyectos favoritos –trasladar un aeropuerto, construir un oleoducto, bloquear una fábrica–, llama a referéndum. Elige un pequeño electorado que él sabe que se pondrá de su lado. Cuando concluye la consulta, declara que el pueblo ha hablado.
“Incluso ha pedido un referéndum nacional sobre la posibilidad de enjuiciar a cinco de los seis expresidentes de México vivos por corrupción, un truco para recordar a los votantes las deficiencias de los regímenes anteriores. Es un recurso ingenioso. También es una burla para el Imperio de la ley”, describe la prestigiada publicación londinense.
Y enfatiza: “Pero el presidente dice que está construyendo una democracia más auténtica”.
APETITOS REELECCIONISTAS
“El desprecio del presidente por las reglas es una de las razones por las que las elecciones del 6 de junio son importantes”, explica el semanario.
“Su mandato único de seis años expira en 2024. Pero la legislatura está en juego, al igual que 15 de las 32 gubernaturas, la mayoría de las asambleas estatales y miles de cargos públicos locales.
“Los próximos tres años –plantea el artículo– determinarán la profundidad y duración del daño que haga a México y su democracia. Tiene prohibido buscar la reelección, pero está intentando extender ilegalmente el mandato de un juez amistoso de la Corte Suprema. Los críticos temen que AMLO quiera sentar un precedente para sí mismo”.
También destaca que en los comicios de junio “los votantes tienen la oportunidad de frenar a su presidente rechazando a su partido, Morena. Pero no está claro que lo harán. La mayoría está insatisfecha con la forma en que se maneja el país, pero el 61% aprueba al propio López Obrador. Muchos sienten que se preocupa por la gente común, incluso si no ha mejorado materialmente sus vidas”.
The Economist muestra especial preocupación por los ataques de AMLO al INE, a los contrapesos institucionales y a la prensa:
“Ha amenazado al organismo que organiza los procesos electorales –enfatiza el texto. Las instituciones de México son fuertes, pero pueden ceder bajo el asalto sostenido de un fanático con apoyo popular. (…) Está socavando los controles a su poder. Se apoya en los anunciantes para que no apoyen a los medios informativos en su búsqueda de fallas del gobierno; corta los presupuestos de estos ‘perros guardianes’, o los rellena con sus simpatizantes”.
Pero también critica a la oposición mexicana: “Los partidos de oposición no han podido ofrecer una alternativa coherente. Morena se desliza en las urnas, pero puede retener su mayoría en la cámara baja, con la ayuda de sus aliados. Cuanto más palancas controle, más lejos podrá el señor López Obrador seguir su plan para ‘transformar México’.”
AMLO “es popular en parte porque los partidos de oposición hicieron un mal trabajo de auxilio a la población rezagada durante el largo boom que siguió a la liberalización económica de los 80s; y también porque gran parte de la clase dominante es corrupta”, señala.
El enfoque ad hoc y sin ley de López Obrador no ha hecho que México se limpie, pero ha destacado la necesidad de una limpieza, subraya.
INCOMPETENCIA GUBERNAMENTAL
AMLO “tiene buenos recuerdos de la década de 1970 –enfatiza el texto–, cuando un monopolio petrolero propiedad del gobierno fue generoso con su estado natal. Está intentando recrear algo similar por todos los medios, menos prohibiendo la inversión privada en hidrocarburos. Y obliga a la red a comprar energía de fuentes estatales primero, sin importar cuán costosas y sucias sean”.
Por ejemplo, dice el semanario, “le gustan los ferrocarriles, por lo que está invirtiendo 7 mil millones de dólares en un despilfarro de diesel en su región de origen”.
El análisis enfoca su disección sobre la militarización de México: “Frustrado con los funcionarios que se preocupan por la ley y por las licitaciones de contratos, alista al ejército para construir su ferrocarril, administrar puertos y combatir el crimen. En otros países han invitado a las fuerzas armadas a manejar enormes sumas de dinero público con escasa supervisión, lo que ha resultado catastrófico, como cualquier egipcio o pakistaní podría advertirle”.
Considera que Obrador desdeña la experiencia, lo que “ha hecho que el gobierno sea menos competente”.
Abunda: “Su plan para plantar árboles ha animado a los agricultores a talar árboles viejos para que se les pague por plantar nuevos. Su política de “abrazos, no balazos” para los gangsters no ha logrado reducir la tasa de asesinatos, que alcanza niveles estratosféricos. A pesar de todas sus críticas contra la corrupción, los mexicanos informan solicitudes de sobornos de los funcionarios como antes”.
Indica que México está dejando pasar oportunidades de inversión por la política de AMLO: “Los inversores se muestran cautelosos. Temen la incertidumbre de gobernar por caprichos presidenciales”.
Ejemplo: “La semana pasada dijo que reemplazaría al gobernador del banco central con alguien que favorezca la ‘economía moral’”.
El semanario indica que el tabasqueño también “ha hecho cosas buenas, como aumentar las pensiones y subvencionar aprendizajes para los jóvenes (…)
Pero en general, Obrador “sufre de lo que Moisés Naím, un periodista venezolano, llama “necrofilia ideológica”: un amor a ideas que se han probado y se ha demostrado que no funcionan”.
BIDEN DEBE PROTEGER LA DEMOCRACIA
The Economist fustiga incluso al presidente estadounidense, Joe Biden, por su falta de proactividad respecto del caso López Obrador.
“Estados Unidos debe prestar atención -dice-. Donald Trump no se preocupó por la democracia mexicana. El presidente Joe Biden debería dejar en claro que sí. Él debe tener tacto: los mexicanos son comprensiblemente alérgicos a ser presionados por su gran vecino. Pero Estados Unidos no debe hacer la vista gorda ante los autoritarismos en su patio trasero”.
Valora: “Además de enviar vacunas, incondicionalmente, el Sr. Biden debería enviar advertencias silenciosas”.
@emeequis