Cabeza hallada en Acatzingo pertenece a Julio Torres, empresario secuestrado en Tecamachalco
La violencia en el corredor Tecamachalco–Acatzingo alcanzó un nuevo nivel de crueldad. La mañana del 27 de septiembre de 2025, fue localizada una cabeza humana en el centro de Acatzingo, frente al Santuario de Nuestra Señora de los Dolores y las letras turísticas. Posteriormente, se confirmó que correspondía a Julio Torres, joven empresario de 30 años, reportado como desaparecido desde el 23 de septiembre en Tecamachalco.
De acuerdo con la investigación inicial, la familia de Torres negoció con los secuestradores y entregó el rescate exigido. Sin embargo, el compromiso de liberarlo nunca se cumplió. El domingo en la mañana, los habitantes despertaron con el hallazgo de la cabeza junto a un narcomensaje: “Esto te pasó por no pagar la cuota de protección”.
El mensaje fue atribuido presuntamente a Los Tepeacas y Los Caltencos, organizaciones que disputan el control criminal en la región. Testigos denunciaron que la policía municipal de Acatzingo, gobernado por Germán Coleote, alteró la escena del crimen al trasladar los restos a un punto cercano a la autopista Puebla–Orizaba, a la altura de la subestación de la CFE.
Torres era conocido en Tecamachalco tanto por sus negocios, algunos de los cuales cargaban con sospechas de irregularidades, como por sus acciones altruistas. El trienio pasado fue reconocido por el DIF municipal por sus aportaciones. No obstante, voces locales aseguran que el crimen organizado ya ha instalado operaciones en el municipio, particularmente La Barredora, grupo con vínculos con el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
La ejecución y el mensaje de extorsión reafirman el poder de fuego y control territorial de grupos criminales en la zona central de Puebla, mientras la Fiscalía General del Estado abrió la investigación y pobladores exigen claridad en el actuar de las autoridades municipales, señaladas por presunta complicidad.
