Un juez ordenó la aprehensión del expresidente de la aerolínea, marcando un hito en la debacle de la compañía de bajo costo en el país
La crisis de Interjet se originó en su particular modelo de negocios, empeoró con la compra de aviones difíciles de reparar y se exacerbó con la pandemia de la covid-19. La turbulencia empezó en 2019, cuando, después de un año de pérdidas financieras, cientos de sus empleados se marcharon en masa y surgieron acusaciones de malas prácticas laborales. Al final, fueron sus problemas con el fisco los que la empujaron a la desgracia. La orden de arresto de su expresidente y fundador Miguel Alemán Magnani emitida el jueves, marca un hito en la caída de una de las pioneras del modelo de bajo costo en el país.
Nieto de un expresidente e hijo de un exgobernador, y miembro del consejo empresarial que asesora al presidente Andrés Manuel López Obrador, Alemán Magnani es acusado de defraudar al fisco por más de 66 millones de pesos (tres millones de dólares). La Fiscalía General de la República solicitó el jueves la orden de captura tras una denuncia presentada por la Secretaría de Hacienda y está por verse si se emitirá una ficha roja para la policía internacional, la Interpol.
Fundada en 2005, Interjet optó por ofrecer boletos muy baratos con un servicio completo a sus clientes, incluyendo alimentos y bebidas así como documentación de maletas, explica Jonathan Félix, analista en Verum Calificadora de Valores, quien se especializa en el mercado. “Ellos no eran ni aerolínea de bajo costo ni tampoco de servicio completo”, agrega Félix
La empresa promovía un espacio para los pasajeros 15% mayor al de los aviones de sus competidores. La razón es que eran aviones comprados en Rusia, lo cual complicaba tanto su mantenimiento como sus refacciones. Sus estados financieros no incluyen la contratación de derivados en el mercado internacional, lo cual implicaría que no contrajeron coberturas que la protegerían de rápidas depreciaciones en el tipo de cambio o fluctuaciones en los precios de los combustibles que sus aviones necesitan para volar.
A pesar de esto, Interjet ya era, en 2019, la tercera aerolínea más importante en número de vuelos. Ese año, el Servicio de Administración Tributaria (SAT) inició un proceso para embargar hasta el 10% de los ingresos mensuales de la aerolínea, pero la empresa logró que un juez suspendiera la medida. Mientras tanto, sus otros problemas se apilaban. Hilaba cinco trimestres consecutivos de malos resultados financieros y había cancelado decenas de vuelos, tal vez porque entre 200 y 300 empleados se habían marchado de la empresa. Apareció en un portal especializado en la industria, una carta anónima de un grupo de pilotos que acusaba a la empresa de presionarlos de manera sistemática y obligarlos a trabajar más horas de lo que es estándar.
La empresa se defendió de la publicidad negativa argumentando que estaba siendo “blanco de prácticas anticompetitivas y desleales” así como víctima de una “campaña de desprestigio” en una “guerra sucia” de sus adversarios”. Pero tan solo dos meses después, en noviembre del mismo año, autoridades en la Ciudad de México ordenaron congelar las cuentas de Alemán Magnani así como las de sus 24 empresas por impago de las acciones de Radiópolis, la división de radio originalmente de Televisa. El Grupo PRISA, empresa editora de EL PAÍS y propietaria del 50% de las acciones, había denunciado un intento de quedarse con el control editorial de la compañía. Grupo Alemán, encontraron dos jueces, no había cumplido con su compromiso de pago.
Esto puso en aprietos a Interjet, ya que sus cuentas fueron congeladas también. En ese momento, la autoridad tributaria ya había ordenado un embargo por una deuda multimillonaria en impuestos. El embargo llegó unos meses después, en abril del año pasado, cuando el SAT tomó una de las propiedades de la familia Alemán, la sede de la Fundación Miguel Alemán Valdés, nombrada por quien fue presidente de México entre 1946 y 1952. La propiedad, situada en el acomodado barrio de Polanco en Ciudad de México, pertenece a Miguel Alemán Velasco, hijo del exmandatario, exgobernador del Estado de Veracruz y padre Alemán Magnani. Alemán Velasco también es miembro del consejo empresarial que asesora a López Obrador. Tras la noticia del embargo, la empresa dijo que había logrado un acuerdo para atender sus obligaciones tributarias, sin especificar cuál era el acuerdo.
El presidente López Obrador ha hecho el cobro de impuestos a las grandes empresas uno de los motores más importantes de su gobierno. Esfuerzos del SAT por cobrar adeudos de quienes registran los mayores ingresos, sobre todo de las empresas, han llevado a una alza en la recaudación a pesar de la crisis económica por la covid-19.
La pandemia pegó particularmente fuerte a las aerolíneas en todo el mundo, ya que los viajes por negocios se redujeron a un mínimo, millones de personas perdieron sus empleos y el turismo era imposible durante los periodos de confinamiento. En noviembre del año pasado, ante la crisis interna de la empresa, el empresario Antonio del Valle tomó las riendas de Interjet, desplazando a Alemán Magnani.
En las semanas siguientes, sin previo aviso o anuncio por parte de Interjet, pasajeros comenzaron a ver sus vuelos cancelados. Tras cinco días de cancelaciones, el gobierno emitió una alerta a los consumidores sobre la poca capacidad operativa de Interjet, a manera de advertencia en contra de comprar boletos con Interjet. Mientras tanto, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) dijo que la compañía cancelaba sus vuelos por no poder pagar el combustible. Más de 5.000 empleados se vieron en un limbo cuando dejaron de recibir sus sueldos y actualmente, su página de internet no funciona.
“El de las aerolíneas es un mercado muy complicado y si ves la historia, en México han quebrado muchas aerolíneas”, dice Félix, “y al final, no hay una causa en particular por la que terminaron, sino mucho detalles que se combinaron”.