La conspiración de Osorio Chong

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Falló, al menos por ahora, la intentona de Miguel Ángel Osorio Chong de darle un golpe de Estado a Alejandro “Alito” Moreno, en la presidencia del PRI nacional

POR RAMÓN ALBERTO GARZA

Falló, al menos por ahora, la intentona de Miguel Ángel Osorio Chong de darle un golpe de Estado a Alejandro “Alito” Moreno, en la presidencia del PRI nacional.

Cuando alguien difundía que todos los ex presidentes tricolores, más un puñado de prominentes priistas, forzarían la renuncia del político campechano, aparecieron las fotos en las que todos los que eran señalados como “conspiradores” le tendían la mano a su jerarca nacional. Lo ratificaron.

Si todavía buscan derrocar a Alito, la única opción que existe es que, desde el gobierno de la Cuarta Transformación, se integren los expedientes para entrar a un largo proceso judicial que no está a la vuelta de la esquina, sobre todo, porque el ex gobernador de Campeche tiene fuero como diputado federal hasta 2024.

Pero para entender la trama y conocer quiénes son los títeres y los titiriteros, además de quién trabaja para quién, vamos recreando la historia de cómo se llegó hasta esta intentona fallida de tomar por asalto la presidencia nacional del PRI.

Cuando todavía era gobernador, Alejandro Moreno visitó al presidente Andrés Manuel López Obrador, de la mano de su amigo y compadre, Manuel Velasco, gobernador de Chiapas, su estado vecino.

Velasco intercedió para que el inquilino de Palacio Nacional confiara que, con Alito al frente del PRI, se podrían alcanzar los acuerdos para concretar las reformas que eran urgentes para el gobierno de la Cuarta Transformación.

Vinieron los jaloneos electorales del 2021, en donde la coalición Va Por México -integrada por el PAN, el PRI y el PRD-, sorprendió a Morena despojándolo de la mitad de la Ciudad de México y asestando un serio revés a la jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum, la favorita presidencial de López Obrador.

Ese y otros triunfos menores renovaron la esperanza de que el bloque opositor a Morena pudiera frenar algunas aberraciones legislativas, como la llamada Reforma Eléctrica, con la que se buscaba dar marcha atrás a la Reforma Energética aprobada en el sexenio de Enrique Peña Nieto.

En Palacio Nacional confiaban en que Alejandro Moreno mantendría al PRI del lado morenista de las reformas, pero no fue así. El presidente nacional tricolor acabó aliado en primera fila con sus homólogos Marko Cortés, del PAN, y Jesús Zambrano, del PRD. Y lo entonces impensable, Dante Delgado, de Movimiento Ciudadano, se sumó al bloque opositor y acabó apoyando el freno a la Reforma Eléctrica y se derrotó la iniciativa presidencial.

Para los cercanos al mandatario, el quiebre del apoyo de Alito a la causa morenista sucedió días después de que el dirigente tricolor sostuvo una encerrona con el embajador norteamericano Ken Salazar.

En Palacio Nacional están convencidos de que acabó pactando otra reunión con John Kerry, zar contra el cambio climático de la administración de Joe Biden y que, de esas conversaciones, Alejandro Moreno sacó el valor para sumarse en definitiva la alianza opositora. Para el inquilino de Palacio Nacional se trató de una traición.

De inmediato se activó el control de daños. Y desde Palacio Nacional se enviaron mensajeros a España para proponerle al ex presidente Enrique Peña Nieto que su grupo del Estado de México asumiera el control del PRI, para relevar al “traicionero”.

Con amplios expedientes pendientes, como el desvío multimillonario de su colaboradora Frida Martínez o su rol en el desvío de los fondos de la Estafa Maestra a la Universidad de Hidalgo, Miguel Ángel Osorio Chong fue habilitado como el “conspirador en jefe” para expulsar a Alito del PRI. Todo con el beneplácito presidencial.

Pero hacían falta pruebas. Y por ello, el ex secretario de Gobernación instaló a un subalterno como Renato Sales en la Fiscalía morenista del nuevo gobierno de Layda Sansores. Desde esa posición, Alejandro Moreno fue espiado y grabado en distintas conversaciones que comenzaron a ser filtradas por la propia gobernadora morenista.

Pero antes de que esos primeros audios aparecieran, Alito filtró su propia grabación, en la que su amigo y compadre, Manuel Velasco -del Partido Verde- aparecía como el mensajero del gobierno morenista para exigir al presidente del tricolor que votara en favor de la nueva Reforma Eléctrica o se atuviera a las consecuencias. El mensaje fue facturado al secretario de Gobernación, Adán Augusto López. Estaba claro de dónde venía el intento golpista.

Comenzaron a filtrarse protestas, oficiales y extraoficiales, contra Alejandro Moreno y su permanencia al frente del partido que perdió en las pasadas elecciones de junio entidades como Oaxaca e Hidalgo, y que tendrá que refrendar en 2023 sus dos únicas joyas de la corona, Estado de México y Coahuila, con las que sobrevive el partido que algún día fue el hegemónico en México.

Se firmaron desplegados en los que ex presidentes tricolores, más la firma solitaria de Miguel Ángel Osorio Chong, demandaban la salida de Alito. Nada acabó de cuajar. Por el contrario, aquellos que decían que rodaría la cabeza del presidente nacional del PRI aparecieron, el martes mismo, saludando a Alejandro Moreno en la sede nacional tricolor.

No eran ingenuos. Sabían que, aunque lo quisieran, derrocar a Alito era punto menos que imposible, considerando que el Consejo Nacional, la gran mayoría de los 32 dirigentes estatales -y gran parte de la bancada del PRI en San Lázaro- son tricolores incondicionales al campechano.

Miguel Ángel Osorio Chong tenía lista para el relevo a su ex colaboradora, Carolina Viggiano, la perdedora priista de la reciente elección en Hidalgo y esposa del coordinador del PRI en la Cámara de Diputados, Rubén Moreira. Quizás esperará a mejores días, si se concreta.

La reacción al fracaso del asalto sobre Alito fue respondida ayer mismo por el gobierno de la Cuarta Transformación, con órdenes de cateo en propiedades del presidente nacional del PRI en su natal Campeche. Buscan con qué incriminarlo para justificar su salida por la ruta judicial.

Por lo pronto, tras la encerrona de ayer martes en la sede nacional del PRI, los ex dirigentes acordaron que Alejandro Moreno continuará al frente del tricolor. La fallida intentona de Miguel Ángel Osorio Chong se quedó por ahora en el tintero.

Mientras tanto, en España, se reagrupaban las fuerzas para buscar concretar los últimos acuerdos para que el Clan Peña Nieto retomara el control del PRI. ¿Serán los cambios de ayer, en el gobierno de Alfredo del Mazo, el primer paso para volver al contra ataque?

 

 

Vía: Código Magenta