LAS VÍCTIMAS INVISIBLES DE LA TRATA DE PERSONAS: ASÍ ESCONDEN A LAS NIÑAS OBLIGADAS A PROSTITUIRSE

Por: Adán Morales

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Guanajuato reporta cero víctimas de trata de personas este año, igual que Durango. Tlaxcala –donde está Tenancingo, el “semillero de padrotes”– apenas un caso, lo mismo que Sonora. Una organización tiene una teoría: los estados ocultan a las víctimas de explotación sexual.

Por Óscar Balderas

 

EMEEQUIS.– Durante años, la ocupación real de Angélica fue un secreto a voces entre los habitantes de la colonia Santa María del Granjeno en León, Guanajuato.

Para evitar reconocer el negocio ilegal que tenía en la calle Pradera, los vecinos se mentían a sí mismos y contaban que tenía un negocio de ropa y por eso llegaban muchas mujeres a su casa o que rentaba equipo de sonido para fiestas y por eso su domicilio era siempre muy ruidoso.

Nadie quería admitir lo obvio. Lo sabido desde hace años y que les llenaba de vergüenza: que su “querida” Angie manejaba un prostíbulo, enmedio de las escuelas e iglesias del vecindario, a donde llegaban hombres misteriosos para tener relaciones sexuales con mujeres y niñas.

Desde, al menos, 2008, ella era la portera que recibía a diario a sus clientes, quienes llegaban a pie o en camionetas de lujo atraídos por el “menú” de jóvenes y menores de edad que les llegaba a sus cuentas de Whatsapp o por correo electrónico.

De la puerta negra de su casa hacia afuera, ella era una respetada vecina que llamaba la atención por su aspecto masculino, su cabello con un corte tipo militar y unas cejas dramáticamente pintadas, pero cuando las puertas se cerraban ya no era más la “querida” Angie, sino “La Mami”, como la conocían sus víctimas.

Angie era amable, cortés, a veces bromista. Parecía tener esa personalidad de quienes están listos siempre para tomar una cerveza y relajarse un rato. Pero convertida en “La Mami” aparecía una faceta violenta y vengativa, que colocaba su amor al dinero por encima de la compasión por el sufrimiento ajeno.

Si una de sus “hijas” no satisfacía a un cliente, “La Mami” era capaz de los castigos más crueles: golpizas, latigazos, quemaduras, dejarlas sin comer por días e, incluso, engullir su propio vómito, según lo que supieron los agentes que la detuvieron.

Todas esas torturas eran toleradas por los vecinos: a veces, del prostíbulo que decían que era un  “negocio de ropa” salían mujeres apaleadas con los ojos morados o andares lastimosos o de la “renta de equipo de sonido para las fiestas” se escuchaban llantos y gritos que el reggaetón no alcanzaba a tapar. Y todos fingían no verlas.

Fue hasta 2021 cuando los habitantes de la colonia Santa María del Granjeno en León no pudieron ignorar más lo que realmente hacía Angie: un escandaloso operativo justo afuera de sus casas los obligó a reconocer que su vecina es, y siempre ha sido, una violenta madrota.

Una realidad que la Fiscalía General del Estado de Guanajuato destapó para los vecinos este verano, pero que quiso ocultar al resto del país.

La imagen de “La Mami” que difundió la Fiscalía de Guanajuato tras su captura.

EL “MILAGRO MEXICANO”: CERO VÍCTIMAS

Algo extraño sucede con las cifras sobre la trata de personas en México.

La ONU alertó que la pandemia elevaría las cifras de explotación sexual en todo el mundo dadas las condiciones de desigualdad y pobreza que generó el coronavirus, pero a juzgar por lo que reportan algunas fiscalías estatales, ya se resolvió “mágicamente” el problema que tiene en aprietos al resto del planeta en varias entidades mexicanas.

En Guanajuato, donde agentes estatales arrestaron este año a “La Mami” y la fiscalía estatal anunció en un comunicado de prensa su vinculación a proceso por trata de personas, la misma dependencia guanajuatense reportó una disminución de 100% en la incidencia delictiva de explotación sexual durante 2021.

Es decir, a través del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP), las autoridades de Guanajuato aseguraron que entre enero y septiembre de este año no hubo un sólo caso de trata de personas en su entidad.

Lo mismo sucedió en Durango, donde reportes de inteligencia criminal dan cuenta que, al menos desde 2012, grupos criminales asociados a Los Zetas y el Cártel de Sinaloa manejan el negocio de la prostitución forzada: a pesar de eso hubo cero denuncias por trata de personas en toda la entidad.

Este fenómeno fue documentado por la asociación civil Causa en Común en un documento llamado “Crisis de Denuncia”, que alerta sobre un grave problema de subregistro de delitos, con dos responsables a la vista: las fiscalías estatales que reportan sospechosas cifras alegres en la incidencia delictiva y el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública que recoge esos números y no pide una aclaración.

Porque los extraños casos de Guanajuato y Durango no son los únicos.

OMISIÓN Y OCULTAMIENTO

Angélica Conjura –investigadora y coautora del documento “Crisis de Denuncia”– tiene una explicación al fenómeno de las víctimas invisibles de la explotación sexual: la primera es que las fiscalías estatales no promueven la denuncia de las víctimas y para evitar que crezcan los números de incidencia delictiva deciden entorpecer la apertura de cualquier carpeta de investigación.

“La segunda es que podría haber una manipulación dolosa en la clasificación de los delitos: por ejemplo, para que los estados no tengan cifras altas en feminicidios, las fiscalías reclasifican todo en homicidio doloso”, dice en entrevista con EMEEQUIS. “Lo mismo con trata de personas: buscan tipos penales menos escandalosos como corrupción de menores o lenocinio y ahí meten esas denuncias”.

Por ejemplo, Tamaulipas reportó este año sólo dos víctimas de feminicidio, pero tiene 52 mujeres víctimas de homicidio doloso que fueron asesinadas en sus casas por sus parejas o delante de sus hijos, lo cual debería clasificar esos crímenes como feminicidio.

“Los números de trata de personas son muy bajos este año. Se busca ocultar lo que pasa en el país y los estados sólo registran los casos más escandalosos, los que no les queda de otra por reconocer. Pero a veces ni eso… como el caso de Guanajuato. Hay reportes de prensa de un caso de trata y la autoridad dice que no tiene ni una víctima reconocida.

“Mientras eso pasa, la autoridad federal que debería llamarlos a dar explicaciones, el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad, no les hace ni una auditoría”.

Otros casos indican que los estados están ocultando a las mujeres, niñas y niños obligados a prostituirse: Tlaxcala –la cuna del proxenetismo– y Sonora reportaron una sola víctima por estado en lo que va del año, es decir, reducciones del 91 y 88% en el delito, cifras que ni siquiera los países más desarrollados han alcanzado durante la pandemia.

Rosi Orozco, activista contra la trata de personas y fundadora de la organización Comisión Unidos Vs. Trata, afirma que no es posible que sólo haya una víctima en el estado que alberga municipios como Tenancingo o San Pablo del Monte, infamemente célebres por ser cuna de las familias más notables del tráfico sexual.

Rosi Orozco, activista contra la trata de personas. Foto: Emeequis.

“No es creíble que haya una sola víctima. La nueva administración ha hecho un diagnóstico serio y se han empeñado en abatir este delito. Y de ese diagnóstico está el reconocimiento de que sí hay más casos y que sólo se puede resolver si aceptamos que sigue siendo una tarea pendiente”, dijo la activista.

Otro estado que resalta por sus increíbles cifras es Guerrero: apenas tres víctimas este 2021, aunque organizaciones civiles han tratado de llamar la atención hasta del presidente Andrés Manuel López  Obrador por la alta incidencia de venta de niñas en la entidad, otra modalidad de trata de personas.

“Están ocultando este delito… están poniendo este problema gravísimo bajo la alfombra, como si no les importara”, lamenta la investigadora Angélica Conjura.

LA CAÍDA DE “LA MAMI”

“La Mami” no sólo era una violenta madrota. También era una criminal escurridiza, cuenta a esta revista digital un agente estatal que participó en su captura, cuyo operativo tardó seis meses en ejecutarse ante el temor de que fuera protegida por alguno de los dos cárteles que dominan en Guanajuato, el Cártel Jalisco Nueva Generación y el casi extinto Cártel Santa Rosa de Lima.

Confiada por los años en los que operó su casa de citas en la calle Pradera, y sabedora de que los vecinos conocían su negocio ilícito, pero por vergüenza no hablaban de ello, comenzó a confiarse y elevar su perfil.

Había perdido la cautela con la que comenzó su prostíbulo y poco a poco relajó sus medidas de seguridad: sus víctimas salían golpeadas y tambaleantes a plena luz del día y las adolescentes entraban a su casa por la puerta principal a horas en que todos podían verlas con sugerentes vestidos.

La regla de oro –discreción– que habían impuesto implícitamente los vecinos de la colonia Santa María del Granjeno en León, Guanajuato, había sido quebrada por Angie, así que a principios de 2021 se presentó la policía estatal a la casa de citas por una serie de quejas anónimas. Los vecinos estaban dispuestos a tolerar su negocio, pero no la imprudencia.

Aquel operativo terminó en nada, cuenta el agente estatal consultado por EMEEQUIS: una reprimenda, una advertencia de dejar la casa y acaso un soborno. Pero los vecinos no dejaron de insistir en que ya era hora que Angie se fuera de su colonia, aunque hubiera mudado su prostíbulo unas cuadras más hacia el norte, a la calle Océano Ártico.

En agosto, se le acabó la suerte. Un operativo sorpresa desequilibró el mundo de “La Mami”, quien ofreció 500 mil pesos a los agentes para dejarla huir. Luego sumó a su oferta unos vehículos que dijo tener guardados en otra casa y cuando todo lucía perdido quiso amedrentar a los agentes con las supuestas conexiones de sus clientes con altos funcionarios estatales.

Nada funcionó. La fiscalía estatal no informó a los medios cuántas víctimas rescató, aunque extraoficialmente se habla de más de ocho, incluidas menores de edad de hasta 14 años. La mayoría con evidencia de tortura, desde maltrato psicológico hasta huesos mal sanados por fracturas no atendidas.

Los vecinos curiosos vieron a Angie, “La Mami”, salir esposada a la calle. Y también a las víctimas que fueron subidas a las patrullas de la policía estatal. La caída, por fin, de la casa de citas de la simpática vecina que, en secreto, manejaba una casa de seguridad con fachada de prostíbulo.

Lo que México no ve es el registro de esas víctimas: las víctimas invisibles que no aparecen en los registros oficiales de la trata de personas.

 

@oscarbalmen