LOS 5 BEBÉS CUYAS VIDAS DEBIERON CAMBIAR A MÉXICO (Y NO LO HICIERON)

Por: Adán Morales

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Un recuento de los casos recientes en los que recién nacidos fallecieron en condiciones de violencia extrema y a quienes el Estado mexicano les adeuda justicia. Como Tadeo, el niño exhumado y hallado en un penal de Puebla, hay más. Lastimosamente más.

Por Óscar Balderas

 

EMEEQUIS.– Un niño recién nacido que es hallado muerto. Con una incisión en el vientre. Descubierto en un basurero. Dentro de una prisión.

Hace unos días era un desconocido. Hoy sabemos que sus padres lo nombraron Tadeo, que en hindú significa “vivo”. Lo exhumaron sin el permiso de su familia en un panteón en Iztapalapa, Ciudad de México. Se llevaron su cuerpo más de 800 kilómetros lejos de su madre hasta Puebla. Habrían usado su vientre como bodega para meter drogas a la cárcel, presumen las autoridades. Cuando su cuerpo ya no sirvió, lo desecharon.

La historia que con cada ampliación de información se vuelve más escalofriante promete revelar lo que el gobernador poblano Miguel Barbosa llamó “mucha porquería”: el límite del horror en México se volvió a mover a latitudes inimaginables.

Mientras el país aguarda las conclusiones del caso, en espera de justicia, EMEEQUIS hace un recuento de otros bebés cuyas vidas –y asesinatos– debieron cambiar a México.

Otros y otras recién nacidos a quien el país aún les adeuda justicia. Un “Tadeo” en Veracruz. Uno más en Guanajuato. Otro en Sonora. Y una en CDMX.

En el Penal de San Miguel en Puebla la policía estatal realizó un operativo para detener a 19 personas por presuntamente estar implicadas en el caso del bebé muerto. Foto: Mireya Novo / Cuartoscuro.com.

SANTIAGO, EL FUERTE

El 19 de abril de 2019, México se enteró de una nueva masacre. Catorce personas asesinadas en una fiesta en la colonia Obrera en el municipio de Minatitlán, Veracruz. En un país acostumbrado a las matanzas, ésta sorprendió por el número de cadáveres. Uno en particular estremeció al país: el de Santiago Hernández Olivares, quien dos días antes había cumplido un año de edad.

Sus padres lo habían llevado a la fiesta porque no tenían con quien dejarlo. Su madre contaría después que sólo tenía planeado ir un par de horas a la fiesta de una amiga, quien había rentado el bar “Los Potros” para celebrar su cumpleaños.

Nadie sabía que el dueño del lugar, “El Becky”, era buscado por integrantes del Cártel Jalisco Nueva Generación para asesinarlo. Y justo cuando el tecladista tocaba La vida es un carnaval, de Celia Cruz, un comando de sicarios irrumpió abriendo fuego contra todas las personas asistentes.

La violencia con la que mataron a Santiago fue inaudita: lo vieron en los brazos de su madre y le apuntaron. Su padre quiso cubrirlo, pero un disparo en la cara lo aventó al suelo. Y enseguida rafaguearon al niño, quien recibió, al menos, seis balazos con una arma larga.

“Al bebé lo remataron. Le dieron en el corazoncito”, repitió una sobreviviente de la masacre y sus dichos fueron retomados por medios locales. “¿Cómo no se iban a dar cuenta que era un bebé? ¿Qué culpa tenía?”

Hasta el momento, el autor intelectual del homicidio de Santiago y de 13 personas más, un mecánico conocido como “El Lagarto” está preso, pero sin sentencia. Técnicamente inocente.

Fuerzas policiales durante la detención de un presunto responsable de la masacre del 19 de abril en Veracruz. Foto: Cuartoscuro.com.

LA DOBLE CRUZ

En medio de la guerra entre el Cártel Jalisco Nueva Generación y el de Santa Rosa de Lima quedó el cuerpo de un bebé de entre seis meses y un año de edad.

Su familia festejaba un cumpleaños en la ciudad de Silao, Guanajuato, cuando hombres armados a bordo de dos vehículos se estacionaron frente a la casa de los vecinos en la calle Refugio Ríos, en la comunidad de La Aldea, y dispararon contra cuatro hombres que estaban reunidos escuchando la música que se colaba por las ventanas.

El ataque del comando de sicarios fue tan brutal que las balas perdidas alcanzaron al recién nacido y a una niña de 10 años, quienes murieron al instante este 28 de diciembre pasado.

“Lo ocurrido hoy en Silao nos duele profundamente. Seguiremos trabajando coordinadamente para no dar tregua a quienes cobardemente arrebatan la vida a otros. Nuestro sentido pésame a los que perdieron a un ser querido esta noche. Se hará justicia a las víctimas”, escribió la secretaria de Gobierno de Guanajuato, Libia Denisse García.

El homicidio conmocionó a Silao, pero los festejos de fin de año movieron rápidamente el duelo a la celebración de la llegada del 2022. El funeral se hizo en completo sigilo. La familia calló ante las preguntas de los medios. Su dolor los llevó a cerrar las cortinas y no abrir las puertas de su casa.

Las autoridades de Guanajuato aún no encuentran a los autores de la masacre. Todo lo que queda como recordatorio del crimen es una doble cruz en la calle Refugio Ríos.

Familiares de la comunidad LeBarón acuden al lugar en donde murieron asesinados 6 niños y 3 mujeres. Foto: Nacho Ruiz / Cuartoscuro.com.

EL HORROR EN BAVISPE

El video de la masacre de Bavispe, Sonora, recorrió el mundo. Vehículos calcinados, agujereados por balas de grueso calibre y adentro, irreconocibles, los cuerpos quemados de los integrantes de la familia LeBarón que no sobrevivieron al ataque armado del 4 de noviembre de 2019.

En total, nueve víctimas asesinadas. Dawna Ray Langford, de 43 años, la mayor; Titus Alvin Miller y Tiana Gricel Miller, ambos de 8 meses, los menores. También niños de dos años, de 10, 11 y 12, así como otros dos mayores de edad.

El público no vio sus cuerpos quemados, pero sí las expresiones de dolor de la familia LeBarón, que apila tragedia sobre tragedia en su árbol genealógico: Adrián LeBarón, el abuelo, gritaba de dolor cuando, frente a una cámara, gritaba que los restos carbonizados eran de sus nietos más pequeños.

La edad de las víctimas, y su estatus con doble nacionalidad, generaron rápidamente un riesgo de lío diplomático, tanto que el presidente Andrés Manuel López Obrador se apresuró a hablar telefónicamente con el entonces mandatario estadounidense Donald Trump para asegurarle que la masacre ocurrida cerca de la frontera con Phoenix no sería tolerada.

El crimen también desató una oleada de indignación y coraje en México y reactivó la lucha de los LeBarón en el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad que fundó el poeta Javier Sicilia después del homicidio de su hijo en Morelos. Marchas, mítines y concentraciones masivas pidieron justicia por todas las víctimas, especialmente los bebés.

Sin embargo, aunque se han realizado más de 20 detenciones desde aquella mañana, la familia LeBarón sostiene que la justicia aún no llega para sus familias. Los reales autores intelectuales de la masacre contra los niños, afirman, siguen sueltos y protegidos por las autoridades de Sonora y Sinaloa.

KARLA, LA INOCENTE

Una mujer ingresa desesperada al Hospital de Pediatría del Centro Médico Nacional Siglo XXI. Carga una niña que está a un mes de cumplir dos años. La bebé está en estado crítico: no responde, no respira, apenas tiene pulso.

Quien la lleva asegura ser su familiar, que la encontró grave al volver a casa y no sabe lo que le sucede. Pero los médicos que atienden el pabellón pediátrico el pasado 2 de noviembre sí lo saben con una rápida inspección al quitarle la ropa para introducir un catéter a Karla Guadalupe.

Hay lesiones en su rostro, sus brazos, su espalda y sus piernas. Lo que más llama la atención son las heridas en sus genitales, la evidencia de que alguien la violentó sexualmente y de forma frecuente.

Los médicos del hospital la ingresan de inmediato al área de terapia intensiva. Tanto daño en un cuerpo tan frágil es una carrera contra el tiempo. Cada minuto sin recibir ayuda médica agrava el pronóstico de la niña, quien es abandonada por la mujer que la llevó y dijo ser su familiar.

Pero los esfuerzos de los médicos no tienen éxito y Karla Guadalupe fallece un día después. Fallece del mismo modo en que llegó al hospital: sin poder comunicar quién la ha dañado tanto.

La Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México abre la carpeta de investigación 02272/11-2021. La búsqueda del responsable se hace bajo el protocolo de feminicidio. La fiscal promete resultados. No quedará así este crimen, dice.

De nuevo: hasta ahora, no hay responsables por el homicidio.

 

@oscarbalmen