Una profunda controversia persigue al masivo despliegue de personal de salud de la isla en 130 países en 59 años; la ONU ha denunciado las condiciones en que trabajan, mientras otros dudan de las misiones
San José. – ¿Espías? ¿Infiltrados para la penetración del comunismo? ¿Esclavos laborales? ¿Diplomacia de batas blancas?
Con cifras oficiales acumuladas de 605 mil 698 integrantes del personal de salud de Cuba en 130 países en 59 años, y 25 mil 688 en 59 en 2022, la presencia médica se convirtió en un instrumento clave en la propaganda de la revolución cubana, que se instaló en 1959.
Pero la práctica también generó desconfianza política en los sitios de destino de los profesionales de Cuba en diversas áreas de la medicina, con alertas de que son espías e informantes al servicio del régimen, cumplen tareas de infiltración y expansión ideológica o son víctimas de esclavitud laboral.
La Organización de Naciones Unidas (ONU) determinó, en un recuento difundido en 2020 por dos de sus relatorías, que “las condiciones de trabajo reportadas (del personal cubano) podrían elevarse a trabajo forzoso, según los indicadores de trabajo forzoso establecidos por la Organización Internacional de Trabajo. El trabajo forzoso constituye una forma contemporánea de esclavitud”.
Cuba rechazó contundentemente estos y otros cuestionamientos y alegó que los ataques pretenden “denigrar la meritoria labor de cientos de miles de profesionales y técnicos de la salud cubanos, que durante décadas y con profunda vocación solidaria y humanista, han prestado de manera voluntaria su asistencia en decenas de países”.
Las conclusiones de la ONU fueron suscritas por la abogada sudafricana Urmila Bhoola, experta en derechos humanos, laborales, de la mujer y trabajo forzado y relatora especial sobre las formas contemporáneas de la esclavitud, incluidas sus causas y consecuencias.
También fueron emitidas por la abogada italiana Maria Grazia Giammarinaro, ex jueza, experta en trabajo explotador y violencia doméstica y de género y relatora especial sobre la trata de personas, especialmente mujeres y niños.
Bhoola y Giammarinaro coincidieron en que “muchos médicos cubanos que trabajan en el exterior estarían expuestos a condiciones de trabajo y de vida explotadoras, pagos salariales inadecuados. Además, muchos de estos profesionales estarían sometidos a presiones y a seguimiento” del gobierno de Cuba.
En los países en los que el gobierno receptor les paga directamente, los cubanos deben entregar del 75% al 90% de su ingreso al régimen de Cuba, precisaron.
“En muchos casos, el salario entregado a los trabajadores médicos no permitiría vivir dignamente”, añadieron.
El gobierno acostumbra congelarles una parte del sueldo que solo podrán recibir cuando retornen a Cuba: si alguno deserta, perderá ese dinero.
La polémica llegó a México por el pacto que el presidente Andrés Manuel López Obrador firmó este mes con Cuba para desplegar a 500 médicos cubanos en comunidades mexicanas.
Vigilancia y restricción
El informe de la ONU enumeró irregularidades en exceso de horas laborales, restricción y vigilancia sobre su libertad de movimiento, castigos de hasta ocho años sin poder regresar a Cuba por desertar y represalias a sus familias en la isla.
Un reporte de julio de 2021 del Departamento de Estado de Estados Unidos exhortó a los países receptores de las misiones a que garanticen los derechos básicos de sus integrantes y, sin intermediarios, les paguen sus remuneraciones.
“Instamos a los países a proteger los derechos de los trabajadores médicos cubanos, exigir transparencia en los acuerdos contractuales entre el gobierno cubano y los profesionales médicos, y garantizar que se les pague directamente y tengan libertad de movimiento”, recalcó EU.
Washington informó que Cuba recauda entre 6 mil millones y 8 mil millones de dólares al año por exportar servicios sanitarios y que cada individuo recibe entre 5% y 25% del pago del país contratante.
El Ministerio de Salud de Cuba negó en 2021 las acusaciones de EU de que hay trata de personas con los profesionales en salud.
Al cumplirse ayer 59 años de la primera misión, desplegada en Argelia, el Ministerio reiteró que los cubanos “han prestado servicios en los lugares más intrincados, donde otros profesionales no acuden; muchos han tenido el privilegio de haber sido los primeros médicos en comunidades indígenas y comunas”.
Cuba adujo que sus penurias en salud son culpa del embargo económico que EU le impuso desde 1962.
Controversia
Tras asumir en enero de 2019, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, canceló el plan médico con Cuba, avalado por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), y calificó a los galenos como “esclavos del gobierno cubano”. Cuba respondió que el programa “permitió asegurar el acceso a servicios de salud a más 60 millones de personas” en Brasil.
Un estudio de 2021 de Connectas, conglomerado de periodistas de América, y Diario de Cuba, medio digital independiente con sede en EU, refirió que “el millonario negocio de la salud del régimen (cubano) se sostiene sobre dos pilares: un servicio de alta calidad para extranjeros en la isla y la exportación masiva de profesionales de la salud a través de las misiones médicas”.
“Este lucrativo modelo le ha permitido al gobierno (de Cuba) hacer propaganda y vender una faceta altruista, mientras los cubanos sufren el colapso hospitalario y los médicos que integran las misiones son sometidos a todo tipo de violaciones de sus derechos”, ratificó.
Según la investigación, “a costa de los derechos humanos y laborales de miles de médicos cubanos, el gobierno de Cuba ha perfeccionado una maquinaria diplomática para la exportación de profesionales de la salud que le ha permitido no solo venderse como país solidario, sino obtener beneficios millonarios”.
Al detallar que el sistema cubano de salud “prioriza las demandas del exterior a costa de las necesidades básicas de sus habitantes”, describió que la falta de medicinas, el déficit de especialistas y las condiciones insalubres en los centros de salud “contrastan” con la propaganda que expone a Cuba como “potencia mundial en salud”.
“Candil de la calle, oscuridad de la casa”, remarcó.
Es la diplomacia de batas blancas.
Vía: El Universal