Julio Huerta, primo del difunto exgobernador Miguel Barbosa, quien parecía condenado al exilio político bajo el gobierno entrante de Alejandro Armenta, ha demostrado que aún tiene vida política. Durante la reciente rueda de prensa donde Armenta reveló parte de su próximo gabinete, Huerta estuvo en primera fila, sin embargo, su nombre no apareció en la lista de los elegidos.
Circula el rumor de que Huerta no asistió simplemente como espectador. Su presencia podría interpretarse como un mensaje de reconciliación y cercanía, dirigido a quienes creen que pueden presionar a Armenta para que ceda en sus decisiones. Se especula que un grupo de “negociantes” está impulsando impugnaciones que podrían costarle a Armenta dos de sus piezas clave en el Congreso local. Estos actores calculan que el gobernador electo podría ceder a sus peticiones para mantener su tablero ideal intacto.
Sin embargo, la presencia de Huerta sugiere que Armenta podría tener un plan B en caso de que las impugnaciones logren desestabilizar su alineación en el Congreso. Se dice que el barbosismo murió, pero Huerta podría estar “armentizándose”, adaptándose a la nueva realidad política.
Si bien las impugnaciones podrían afectar a los plurinominales cercanos a AA, se dice que estos personajes no quedarían fuera del juego. Aunque las impugnaciones lleguen a la Sala Superior y sean avaladas, el círculo de poder armentista tendría ya cartas bajo la manga para mantener su influencia en el gobierno.
