Nuestro personaje, no solo se ha obsesionado con el aura que solo el poder provee, sino que ha comenzado a invertir y bastante, para generar una idea superlativa, de sus grandísimos atributos, que al menos, como diputado, jamás mostró y como empresario, al menos a nivel de generación de valor social, tampoco.
Por @AlbertoPacheco_
Desde hace tiempo, se ha hecho una moda la participación de los “grandes empresarios” poblanos, de la vida pública en nuestra Entidad, buscando todo tipo de puestos de elección popular o disque aceptando, “el gran honor de servir” en algún puesto dentro de la administración pública.
Estos especímenes, se venden una y otra vez con el mantra de que “si saben generar empleos y riqueza –para ellos–, saben cómo gobernar bien”, además de que al contar con bastos recursos económicos, invierten grandes cantidades de dinero en publicitarse y comprar plumas a modo, que les llenan de virtudes y “números”, de los que por supuesto, carecen.
Ejemplos sobran, siendo Olivia Salomón, de los más recientes y que mejor ejemplifican la perversidad de infinidad de medios de comunicación y plumas, que no dejaban de poner a la ex Secretaria de Economía en las nubes y al final, sus números no llegaron ni a la mitad, de los que obtuvo Claudia Rivera y ésta última, sin gastar en un solo espectacular ni plumas a modo…vaya cosa.
Y para que esta bella costumbre no se acabe, ya salieron muchos más “empresarios” a levantar la mano por alguno de los muchos puestos de elección popular que en 2024 estarán en juego, siendo el más hiperactivo de ellos, el multi-empresario Pepe Chedraui, pues lo mismo es textilero, que inmobiliario, proveedor de todo lo que el gobierno le pida y faltaba más, cabildero para que algunos de sus cercanos, también sean bendecidos del erario.
Nuestro personaje, no solo se ha obsesionado con el aura que solo el poder provee, sino que ha comenzado a invertir y bastante, para generar una idea superlativa, de sus grandísimos atributos, que al menos, como diputado, jamás mostró y como empresario, al menos a nivel de generación de valor social, tampoco.
Su labor como diputado, fue gris, siendo solamente comparsa del poder en turno y escudero del status quo, un diputado más del montón, como la gran mayoría de ellos, en cada legislatura.
Como empresario, si bien es una persona que podría adjetivarse como multimillonario, debido a la diversidad de negocios o fuentes de ingresos que posee, no es más que un empresario rentista que se ha beneficiado y mucho, de sus grandes conexiones políticas, no solo a nivel estatal, sino a nivel nacional, pero que, a la hora de generar valor social, sus empresas, se quedan cortas.
Maquilas de bajo valor agregado, que ofrecen empleos híper precarizados y con niveles muy pobres de desarrollo y para muestra, 2 de sus más recientes vacantes para PROFESIONISTAS: una para ingeniero textil en la que ofrecen, entre 5 y 11 mil pesos mensuales, y otra, para auxiliar contable, con salario entre 6 y 8 mil pesos, ambas, con jornadas de 10 horas diarias.
Y es que, si estos son nuestros tremendos empresarios poblanos y sus sensacionales condiciones de trabajo, ¿cómo diablos, esperamos que nuestro gran talento que egresa de las universidades, se quede en Puebla a generar valor? Y peor aún, ¿cómo carajos, podemos pensar que este tipo de empresarios rentistas, sin experiencia ni formación técnica especializada en la administración pública, generen el bienestar que todos añoramos?
Ser empresario, si se es uno honesto, que respeta la dignidad de sus colaboradores y eso solo se aprecia tanto en los salarios como en las condiciones, es algo sumamente loable, más aún, en un país en el que la meritocracia, es una simple quimera, y donde la excelencia es lo de menos, pues los CONECTES, son lo que más.
Sin embargo, por más buen empresario que alguien sea, dista mucho, de tener las credenciales necesarias para ser un buen servidor público; la administración pública ha evolucionado como todo en la vida, ya no es más un acto de la voluntad y el deseo de abrir puertas a como dé lugar, sino que se ha convertido en algo profundamente complejo, que requiere de cualificaciones muy específicas que solo se logran con formación especializada y experiencia sólida.
Un empresario con el capital de José Chedraui, debería quedarse allí, luchando por ser un empresario generador de valor social, es decir, innovador, disruptivo, llevando a sus empresas, de la manufactura, a la mente-factura, impulsando la creatividad del muy basto talento poblano, invirtiendo en sectores I+D y NO, jugándole al político, porque ese tipo de ambiciones, solo nos han llevado a una degradación tal, que Puebla ya no es más que la sombra de lo que alguna vez fue y la eterna promesa, de lo que a cómo vamos, nunca será.
Decir que, porque QUIERO, Y TENGO –$$– PUEDO, es solo una elucubración perversa y vulgar de esa ansia desmedida por acumular poder. El gran honor de servir a los demás desde el servicio público, debería ser el resultado de una hoja de vida admirable e inspiradora, de la pulcritud y armonía entre la capacidad técnica y la experiencia verificable, de los valores y principios llevados a su máxima expresión.
Si aspiramos a recuperar a nuestras comunidades, ciudades, Estados y país, debemos dimensionar las repercusiones de seguir permitiendo la mercantilización de la política y, en consecuencia, de la administración pública, porque quien llega mediante la gracia del dinero, solo a la gracia de su bolsillo sirve.
De verdad Sr. Chedraui, háganos un enorme favor y si tanto ama a Puebla, ayude desde su trinchera, para que ciudadanos brillantes y moralmente solventes, devuelvan a Puebla, a la senda de la grandeza, y le juro, que todos los poblanos, les estaríamos, eternamente agradecidos.
Nos vemos cuando nos leamos…