Del PRI al PAN, luego a Morena y ahora de vuelta al PAN, han disfrutado de cargos legislativos y del financiamiento público que recibe PSI sirviendo a los intereses de los diferentes gobernantes en turno a cambio de la supervivencia política.
Por @HectorBLN
En sus casi 12 años de existencia, Pacto Social de Integración (PSI) ha logrado sobrevivir a base del oportunismo y la conveniencia de su dirigente estatal Carlos Froylán Navarro Corro y su hija, la actual senadora Nadia Navarro Acevedo.
Del PRI al PAN, luego a Morena y ahora de vuelta al PAN, han disfrutado de cargos legislativos y del financiamiento público que recibe PSI sirviendo a los intereses de los diferentes gobernantes en turno a cambio de la supervivencia política.
Su partido nació en 2012 y desde el principio fue identificado como una herramienta del entonces gobernador panista Rafael Moreno Valle, con el objetivo de acaparar el control político del estado y restar influencia a la oposición, entonces representada por el PRI y el PRD.
Esto a pesar de que Navarro Corro emanó del tricolor y de la administración del exgobernador priista Mario Marín Torres.
En 2013 PSI participó en una elección por primera vez, para competir por diputaciones locales y ayuntamientos, aunque solo registró candidaturas en la mitad de municipios y en el resto apoyó a la coalición “Puebla Unida”, liderada por el PAN, así como a sus aspirantes al Congreso del estado.
Así fue como el instituto político obtuvo sus primeras dos diputaciones locales, abonando a la mayoría morenovallista que dominó la LIX Legislatura que ejerció de 2014 a 2018.
En 2016 se disputó la “mini” gubernatura del estado, que solo duraría dos años, así que, con miras a un proyecto transexenal, Moreno Valle impulsó como sucesor al entonces alcalde de Puebla, Antonio Gali Fayad.
Esto con la intención de facilitar el arribo de Martha Erika Alonso Hidalgo, esposa de Moreno Valle, a la gubernatura del estado en 2018.
En todo este plan PSI fue partícipe, primero en la coalición que postuló a Gali Fayad y luego en la que impulsó a Alonso Hidalgo, aunque en ambos procesos electorales estuvo a punto de perder el registro de partido político debido a su pobrísima votación, pero logró salvarse con ayuda institucional, también alineada al morenovallismo.
Como retribución, en 2018 Nadia Navarro fue postulada al Senado de la República por la vía plurinominal y así aseguró una curul por los próximos seis años.
Tras la muerte de Moreno Valle y Alonso Hidalgo el 24 de diciembre de 2018, los Navarro fueron de los principales damnificados políticos, ya que perdieron a sus benefactores.
Con el gobierno interino y la elección extraordinaria que hubo después, no tardaron en acercarse al nuevo gobernador, Luis Miguel Barbosa Huerta, emanado de Morena, rival de Alonso Hidalgo en la elección de 2018 y acérrimo opositor del morenovallismo.
Tras alinearse a su gobierno, PSI se convirtió en aliado de Morena en la contienda electoral de 2021, en la que tuvieron candidaturas comunes a diputaciones locales y ayuntamientos, sin que Nadia Navarro renunciara a la bancada del PAN en el Senado.
Gracias a esto, Carlos Navarro obtuvo una diputación local por la vía plurinominal para el periodo 2021-2024, que actualmente ejerce al mismo tiempo que dirige y administra su partido político.
A pesar de eso, este fin de semana se registró ante el Instituto Electoral del Estado (IEE) la coalición “Mejor Rumbo para Puebla”, integrada por PAN, PRI, PRD y PSI, para contender por la gubernatura del estado en 2024, con el alcalde capitalino, Eduardo Rivera Pérez, como candidato.
A este historial se suma una oscura alianza y complicidad con personajes ligados al crimen, como Alejandro Martínez Fuentes, a quien llevó a la alcaldía de Quecholac y luego a la reelección, a pesar de la protección que brinda a su primo, Antonio Valente Martínez Fuentes, presunto capo del robo de combustible en la región.