El alcalde panista centra sus baterías en la reelección en Puebla, mientras el PRI resiste la operación de Sergio Salomón. La fragilidad de la alianza PRI-PAN-PRD.
Los propios panistas son quienes están entregando el mejor diagnóstico de la elección en Puebla, la cual al parecer será un espejo de la presidencial de 2024: de la interna de Morena podría salir el próximo gobernador del estado. Al menos así lo aseguró Javier Lozano.
Y también ese parece ser el análisis del alcalde panista de Puebla, Eduardo Rivera Pérez, quien luego de meses de medirse en sondeos y escuchar a su círculo cercano, llegó a la conclusión de que tendrá un mejor futuro si se mantiene al frente de la presidencia municipal en lugar de enfrentar a la 4T a nivel estatal, como pudo saber esta redacción entre su equipo.
No sólo se trata de que la alianza opositora del PAN, PRI y PRD sea “frágil” en Puebla, sino que el gobernador Sergio Salomón Céspedes ha operado suficientemente bien como para que el PRI no se movilice en su contra y en cambio haga una huelga de brazos caídos a sus dirigentes a la hora de la verdad.
Y, además, para que Acción Nacional no manifieste de forma bélica su oposición al Gobierno de la 4T en el estado. El panismo morenovallista y el priismo marinista, envalentonados en algún momento de la administración de Miguel Barbosa, fueron domados por Sergio Salomón, incluso cooptando a Tony Gali a través del PArtido Verde.
Es en este escenario complejo donde la campaña de la diputada federal y exalcaldesa Blanca Alcalá tomó consistencia, con la propia declaración pública de Eduardo Rivera. Lo cual no significa que para el PRI sea fácil lo que para el PAN, con su renuncia, resultó imposible.
Durante algunos meses se especuló que Alcalá Ruiz y Rivera Pérez tenían un pacto: uno para disputar la gubernatura y la otra para repetir en la presidencia municipal. Con la muerte de Barbosa y la operación de Sergio Salomón con ayuda de Adán Augusto López, ese acuerdo no prosperó. Incluso el senador Alejandro Armenta y el diputado Nacho Mier tuvieron que hacerse a la idea de que la correlación de fuerzas se inclina ahora por Julio Huerta, el primo.