Desde los videoescándalos, la enemistad entre Rosario Robles y AMLO era evidente. Ahora podría colaborar con su testimonio. “No te preocupes, Rosario, van por peces gordos”, se comenta en pasillos de la Fiscalía.
EMEEQUIS.– Del “cochinito” en 2000, pasando por el “ya te volviste a enamorar”, en 2004, y el “no te preocupes, Rosario”, de 2013, hasta la “Estafa Maestra” de 2017, la prisión, en 2019, y el “voy a colaborar”, de 2020, Rosario Robles Berlanga siempre representó un objetivo central de Andrés Manuel López Obrador en el combate a la corrupción, pero sobre todo –nos dicen—para ir por los “peces gordos”.
Era muy sabido en el entorno del hoy presidente de la República, sobre todo en las campañas electorales de 2006, 2012 y 2018, que cuando el tabasqueño hablaba de los “vulgares ambiciosos” en mítines, conferencias de prensa, “chacaleos”, entrevistas en medios y pláticas “en corto”, venía en ese costal la que fuera su compañera de partido y de quien recibió la Jefatura de Gobierno del entonces Distrito Federal, en el año 2000.
Desde aquellos años, en los pasillos del Antiguo Palacio del Ayuntamiento se hablaba que López Obrador tenía una especial molestia con la exsecretaria de Desarrollo Social (Sedesol), y de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu) en el gobierno de Enrique Peña Nieto. Primero por lo que se conoció como “el cochinito de Chayito” (un fondo especial de recursos públicos para la proyección electoral de Rosario Robles), pero sobre todo por su papel en los videoescándalos de corrupción que involucraron a políticos cercanos a AMLO.
López Obrador, desde entonces, dio dos pasos atrás en su incipiente relación con Rosario Robles y se deslindó de su fugaz gestión al frente del Gobierno del Distrito Federal (del 29 de septiembre de 1999 al 4 de diciembre de 2000), lo que refrenó tras su triunfo en la elección interna del PRD para la renovación de la dirigencia nacional, en 2002, donde el tabasqueño –nos dicen a EMEEQUIS—ubicó a Robles Berlanga en el círculo del expresidente Carlos Salinas de Gortari y del excandidato presidencial del PAN, Diego Fernández de Cevallos.
LOS VIDEOESCÁNDALOS
Ya en la ruta de la carrera presidencial de 2006 –aunque lo negara con “su dedito”–, con una altísima popularidad y en medio de una creciente enemistad con el gobierno del panista Vicente Fox Quesada, se destaparon llamados videoscándalos de corrupción en abril de 2004, filtrados por la pareja sentimental de Rosario Robles, el empresario argentino Carlos Ahumada, y desde ese momento AMLO ya no tuvo duda que la dirigente perredista estaba aliada con ese grupo que siempre llamó “la mafia del poder”.
Y es que –nos cuentan—del lado de ese bloque opositor sabían que “Chayito” era una pieza valiosísima para hacer frente a López Obrador, sobre todo porque la exdirigente del Consejo Estudiantil Universitario (CEU) entre 1986 y 1987, en la UNAM (sí, cuando AMLO todavía militaba en el PRI), conocía de primera mano los puntos débiles de AMLO: su irritabilidad ante cualquier crítica, su nula autocrítica, su dificultad argumentativa ante situaciones difíciles, su falta de sensibilidad para reconocer errores, su tendencia a imponer y no a negociar.
RESURGE ROSARIO
Pero luego se vinieron tiempos favorables para Rosario Robles con su decisión de apoyar la candidatura presidencial de Enrique Peña Nieto, primero, y después al ser nombrada como una de las integrantes del gabinete del mexiquense, en un cargo importantísimo en la estructura de los últimos gobiernos: la Secretaría de Desarrollo Social (hoy Secretaría de Bienestar), es decir, la encargada de manejar los programas sociales en las últimas administraciones o, dicho de otra manera, los programas asistencialistas con fines electorales de todos los gobiernos.
AMLO guardó silencio en esos años. Sólo en la campaña presidencial de 2012, el candidato presidencial de la coalición Movimiento Progresista (PRD-PT-Convergencia) se refirió escuetamente al anuncio de Robles Berlanga de sumarse a la campaña de Peña Nieto con un “está en todo su derecho”.
Para el 23 de mayo de 2013, en Matehuala, San Luis Potosí, en medio de la discusión de las primeras reformas acordadas por el PRI, PAN y PRD en el Pacto por México, López Obrador rompió el silencio: “Rosario Robles y la mitad de los servidores públicos de la administración peñista son gente de Carlos Salinas de Gortari”.
AMLO CONTRAATACA
Eso no paró ahí. Para el 20 de marzo de 2014, luego del infarto que sufrió AMLO el día que inició la discusión de la reforma energética en el Senado de la República, el 3 de diciembre de 2013, así como de la aprobación de ese ordenamiento en el Congreso (faltaban las leyes secundarias), López Obrador reiteró, en Tecomán, Colima, que “Salinas de Gortari le recomendó a Peña Nieto a la que está actualmente en la Secretaría de Desarrollo Social, Rosario Robles, para traficar con la pobreza de la gente”.
Añadió: “Ahí está el caso de la llamada Cruzada Nacional contra el Hambre, donde el gobierno federal informó que ha entregado apoyo a 3 millones de mexicanos, pero es pura mentira; el programa es un fracaso y lo llevaron a cabo para traficar con la pobreza de la gente, para comprar votos”, señaló en aquella ocasión.
Ya para 2017, a unos meses de la elección para la renovación de la gubernatura en el Estado de México y a un año del arranque de la campaña presidencial de 2018, AMLO acusó a Rosario Robles de “entregar departamentos” para favorecer al PRI y a sus candidatos.
“Son acciones muy corrientes, de pena ajena. Rosario Robles creo que entregó pollos, patos, chivos, borregos; es un descaro, es indignante”, señaló en aquella ocasión (30 de marzo de 2017) el todavía dirigente nacional de Morena en Torreón, Coahuila.
CHAYITO: COLABORADORA
Lo que vino después ya es harto sabido. Rosario Robles está en prisión desde el 13 de agosto de 2019 por el delito de “ejercicio indebido de la función pública”, luego de la investigación periodística conocida como “La Estafa Maestra”.
Y ahora, “Chayito” está dispuesta a colaborar con las autoridades para involucrar a más funcionarios y, a su vez, reducir su pena.
Todo ello, nos dicen a EMEEQUIS fuentes de la Fiscalía General de la República (FGR), tiene el propósito final de que Rosario Robles lleve hasta sus últimas consecuencias las presuntas redes de corrupción que se tejieron en los últimos sexenios, pero que puntualmente lleven hasta dos expresidentes: Carlos Salinas de Gortari y Enrique Peña Nieto.
“No te preocupes Rosario, van por los peces gordos”, es lo que se comenta en el círculo cercano del fiscal Alejandro Gertz Manero.
@emeequis