Washington bloquea 13 rutas México–EE.UU. y congela expansión del AIFA; Sheinbaum revira y pide mesa urgente con el Departamento de Transporte
El gobierno de Estados Unidos, bajo la administración de Donald Trump, emitió una orden formal para desaprobar nuevas rutas de aerolíneas mexicanas hacia territorio estadounidense desde el AIFA (Santa Lucía / NLU) y el AICM (MEX), y congelar cualquier aumento de frecuencias en rutas ya existentes “hasta nuevo aviso”.
La instrucción, emitida por el Departamento de Transporte de EE.UU. (DOT) y anunciada por el secretario Sean Duffy, afecta directamente a Viva Aerobus y Aeroméxico, que tenían programado el inicio de operaciones en rutas clave a ciudades como Austin, Nueva York, Chicago, Dallas/Ft. Worth, Denver, Houston, Los Ángeles, Miami, Orlando y McAllen.
Traducción práctica:
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Estados Unidos no solo congeló nuevas oportunidades, sino que revocó vuelos que iban a iniciar en los próximos días y que ya habían sido comercializados.
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El DOT también negó autorización a la nueva ruta de Aeroméxico a Puerto Rico, otro proyecto emblemático para demostrar que el AIFA sí puede operar conexiones internacionales rentables.
El DOT acusa que las medidas del gobierno mexicano —en particular la reducción unilateral de operaciones del AICM de 61 a 44 slots por hora y la expulsión de vuelos de carga del AICM— perjudicaron a aerolíneas estadounidenses, que quedaron sin posibilidad real de competir por horarios en la capital mexicana.
Citando la orden, el Departamento sostiene que México “canceló y congeló ilegalmente los vuelos de una aerolínea estadounidense durante tres años sin consecuencias”, y que el sistema de asignación de slots sigue siendo “opaco” y contrario al espíritu del Acuerdo Bilateral de Transporte Aéreo de 2015 entre ambos países.
Para EE.UU., México mueve piezas internas (como reducir la capacidad del AICM y empujar operaciones al AIFA) de una manera que altera las condiciones de competencia internacional. Para México, esa redistribución es un acto soberano para ordenar su espacio aéreo.
El timing no es casual: la orden llega a menos de ocho meses del Mundial de Futbol 2026, evento trinacional (México–Estados Unidos–Canadá) que va a detonar una demanda brutal de asientos entre ambos países. El mensaje de la Casa Blanca alineada con Trump es claro: la conectividad hacia el Mundial también es palanca de negociación.
Frente a esto, Claudia Sheinbaum, presidenta de México, rechazó la medida y endureció el tono diplomático:
“No estamos de acuerdo, no tienen fundamentos; no vaya a ser que haya intereses de otro tipo, puede ser político”.
Sheinbaum anunció que su gobierno solicitará una reunión con el propio Departamento de Transporte estadounidense para frenar la escalada y defender el proyecto aéreo nacional, en particular el papel del AIFA como aeropuerto estratégico. También afirmó que las aerolíneas norteamericanas que ya operan en Santa Lucía “están felices”, es decir, que no hay trato hostil contra compañías de Estados Unidos dentro de México.
En el centro, el pasajero: familias que volarían a Houston, Dallas, Chicago o Los Ángeles desde el AIFA atraídas por tarifas más bajas, ahora están en el limbo.
Y al fondo, algo más serio: el AIFA no solo es un aeropuerto. Es un símbolo. Golpearlo es tocar un nervio de la 4T.