Si de algo debe huir un periodista es de la versión oficial y de la porra con matraca.
Hay que tener mucho cuidado en la forma de escribir que tiene la prensa de hoy, pues la tendencia señala que la autocensura y el halago, van al alza.
Algunos políticos se esconden en cuentas falsas y desde ahí lanzan amenazas e injurias, se arman de valor desde el anonimato, pues.
¿Qué sucede cuando un periodista y un político se juntan?
Una periodista poblana escribió hace unos días que no puede haber amistad en ese binomio. Creo que se equivoca y es que lo que no debe haber es complicidad. Está última es la que existe en el llamado círculo rojo, un lugar donde habita el poder.
El político paga y el periodista ataca.
La autocensura en un periodista puede ser soportable cuando lo que escribe es razonable, cuando teclea una verdad a medias, pero cuando escribe atendiendo intereses a modo para agradar al político u empresario que le paga es lamentable y afecta los códigos propios y del oficio.
Estoy a favor de que los políticos que se sienten agraviados puedan dar la cara y cuestionar al periodista que ellos sienten los difama e injuria, estoy en contra de que se escondan en cuentas falsas y paguen periodistas con dinero público para atacar a quienes consideran los difamó y daño su valiosa reputación.
Sería extraordinario un ejercicio periodístico en donde los funcionarios cuestionen a la prensa tal como la prensa lo hace con ellos.
Pero los políticos prefieren esconderse y atacar, que dar la cara.
Están atascados en la vieja idea de ‘Lo políticamente correcto’.
Peor aún, el periodista ataca sin piedad y sin rubor.
Los halagos también preocupan.
Y es que si de algo debe huir un periodista es de la versión oficial y de la porra con matraca.
He visto entrevistas lamentables en donde le preguntan al poder si los chiles en nogada van capeados o sin capear.
He leído columnas llenas de halagos y flores.
Son periodistas a los que les debería avergonzar ese tipo de cercanía que tienen con el poder.
El halago es una versión camuflada de lo que los hombres de poder pretenden ser y quieren que la sociedad sepa.
El periodista que lo hace no incurre en ningún delito, pero si pierde su calidad de informar y transforma su actividad en una porra oficial.
Si usted descubre este binomio en algún político y periodista.
La decisión está en sus manos.
Nota: El Día de la Libertad de Expresión se conmemora el 7 de junio, fecha instaurada en 1951 por los editores de periódicos y el entonces presidente de la República, Miguel Alemán Valdés, con el fin de destacar la trascendencia de una prensa libre e independiente para la democracia mexicana.