En campaña polarizar es parte de la estrategia, como gobierno no debería serlo.
Si la administración de Eduardo Rivera pretende trascender y realmente #corregirelrumbo debe considerar que el bono democrático que hoy tiene no es por la exitosa campaña que realizó.
Los odios políticos y sociales a Claudia Rivera le allanaron notablemente el camino.
Cuando Rivera Pérez se supo ganador inició una segunda campaña: La transición.
Su estrategia fue polarizar más y convocar menos.
En esta etapa el equipo del hoy alcalde se dedicó a polarizar: Habló de opacidad en la entrega recepción, criticó el gasto excesivo de última hora y el penúltimo día apoyaron una manifestación violenta del sindicato que se rebelaba ante los nuevos 100 sindicalizados.
Su posición coincidía con los pronunciamientos que hacía el gobernador Barbosa desde la mañanera.
El viernes pasado Rivera Pérez protestó como Presidente Municipal.
Prometió que en 120 días los resultados serán notorios.
¿Por qué no 100 como lo es tradicionalmente?
120 días rompe con la mercadotecnia tradicional de manera positiva y 4 meses de luna de miel con la sociedad son mejor que 3 y cachito.
Durante este tiempo todo será pedir paciencia.
Se desmantelará el andamiaje humano que dejó la 4T en las oficinas municipales y se instalarán los nuevos funcionarios.
Y si algo sale mal, aun le pueden echar la culpa a Claudia Rivera y su gente.
Después de los 120 días el desgaste del ejercicio del poder aparecerá como la humedad.
Seguir haciendo eco a las declaraciones mañaneras del gobernador sobre la administración municipal saliente puede resultar contraproducente.
Pues la gente de a pie quiere discursos y hechos: constructores y conciliadores.
Rivera Pérez es por hoy un alcalde con legitimidad ¿qué sigue? Construir un buen gobierno.
Los próximos 120 días servirán para construir y convocar o destruir y polarizar.
El balón lo tiene el alcalde.
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