LA GUERRA QUE SE AVECINA CAP. 14 De las primeras guerras de bardas

COMPARTE:

Facebook
X
WhatsApp

NO ES PERSONAL…

LA GUERRA QUE SE AVECINA

CAPITULO 14

De las primeras guerras de bardas

“De la Roma antigua D.R.P.O.V.F …a George Orwell”

Todos creemos que la política, sus problemas y aciertos, son novedosos. Que nuestros problemas de hoy son sin duda algo que jamás había acontecido. Una especie de maldición moderna que debemos padecer a causa de un infortunio insospechado que nos viene a sobrecoger de última hora. Un tipo de maleficio necesario como una expiación de nuestros pecados. Nada está más lejos de la realidad.

La antigua Roma, la república y el imperio, forman una base histórica de estudio comparado inmejorable para describir lo que hoy sucede, no solamente no es nuevo, sino es mucho más común de lo que pensamos. En el Siglo II antes de cristo (o de la era moderna) nacieron las primeras guerras de bardas. Así es, en la antigua Roma existió siempre una clara división social entre los patricios y la plebe. Ambos luchando permanentemente por hacerse del poder. La diferencia sustantiva era el cómo.

Aún podemos encontrar vestigios de lo que hoy afirmo, plasmados en muchas de las ruinas de la antigua república romana, después imperio.

Se organizaban quienes aspiraban a un cargo público con ciertos prerrequisitos para poder participar. El primero de ellos y más importante era ser “digno”, para ello socialmente se utilizaba una toga llamada “candida” que venía de la palabra “candidus”, que significa brillante…de dignidad. Esto representaba la pureza de sus intenciones. En la búsqueda del cargo público fuera de las residencias se podía leer D.R.P.O.V.F que significaba “Dignum res publica oro vos faciatis” (digno del cargo público, te pido lo hagas), ese era el llamado al voto. La antigua “programatta” es la abuela de la hoy llamada propaganda. La candida el origen del candidato. La representación de la dignidad para acceder a un cargo público y el llamado abierto de sus seguidores al voto.

La magia del relato se encuentra en ¿qué se necesitaba para acceder a esa toga blanca?

Estos hombres de toga blanca y brillante eran héroes condecorados de las guerras pasadas, quienes habían servido fielmente a Roma y se volvieron ciudadanos respetables. La república había premiado sus sacrificios con propiedades y riquezas. La estructura de sus casas era abierta, las habitaciones principales carecían de puertas e invitaban a pasar a la gente para que atestiguaran los beneficios de servir fielmente a la república. Esas riquezas eran invertidas en dar gusto a la plebe, una especie de distribución de su propia riqueza para disfrute del pueblo. Existen antiguos circos donados por esos togados, templos enteros, termas, etcétera.

Tu pregunta natural debe de ser ¿qué pasó si todo iba tan bien?

Lo que siempre pasa. Los hombres se vuelven ambiciosos, la meritocracia se vuelve ley de vida y se requirió un pretexto para que Julio César con ayuda de Octavio Augusto acabaran con la república, víctima de su prostitución política la voz de la “plebis” fue acallada para siempre. La Roma imperial nacía de la mano de libertadores con cadenas y grilletes listos.

Solamente 3 siglos duraron en este idilio libertario antes de la extinción del senado, los magistrados y el consejo de la plebe. La república había muerto, el senado y sus excesos le costaron a la plebe la libertad de decidir por si mismos. Un mito se alzaba ante ellos, la figura legendaria del “César” veía la luz perenne, la república su noche eterna.

“Si algo es seguro en esta vida, si la historia nos ha enseñado algo, es que puedes matar a cualquiera.”

Michael Corleone

Puebla se escandalizó ante la guerra de bardas, los espectaculares, las encuesta. Bueno hasta el esquizofrénico de Armenta, en esa bipolaridad que lo caracteriza, protagonizó uno de sus cada vez más comunes exabruptos.

Mario Riestra salió a pintar, con otros jóvenes, bardas que contaminaban visualmente.

Mejor mande a tu equipo Mario a hacerlo, como cuando se inundó de tu propaganda Puebla, y legisla diputado; nuestra ley está bastante desadaptada a nuestra realidad.

De pasada invité a los Mier. Al menos que solo sea un espectáculo tuyo claro. Los poblanos graduados del SIDE dejan mucho que desear.

Nadie habla del fondo. ¿Quiénes son dignos de aspirar al cargo público?

Haciendo un breve paréntesis, ayer Tony Soprano escribía sobre los juniors de 45 años (bastante seniles para su mote). El simple hecho de ser llamados juniors de 45 años habla de la grave crisis del relevo generacional de la clase política en Puebla. Tema intrascendente, pero íntimamente ligado a los méritos necesarios para el cargo público. Si a los 45 estás en pañales a los 60 estás en tu adolescencia política. Entonces tal vez de lo que adolecemos es de clase política.

Las bardas no son nuevas, llevan 2 mil años de historia política. Lo que es nuevo es que Julio Huerta haya tapizado Puebla de ellas borrando las de los primos Mier, si ellos pintaron 5 mil cada uno, Julio pintó 20 mil para ponerse a él y a #es Claudia; y borrar las de los otros. Sin darse cuenta de que la gran ganadora de dicho despilfarro fue Claudia Rivera, la posicionó gratuitamente. Por eso la exalcaldesa ni se despeina para promocionarse, la confusión de las Claudias la crece…y gratis. Ahora ¿Dónde está la casa abierta de Julio Huerta? ¿en su meteórica carrera política ahorro toda su vida sabiendo que había que pintar todo eso? ¿sirvió 30 años a la república? Armenta y Mier tienen toda su vida en lo mismo, no quiere decir estén expiados de culpa, pero lo del otro es simplemente cinismo puro y absoluto.

La dignidad perdida para aspirar al cargo público en el pasado llevó a Roma a vivir sumida hoy entre las ruinas fascinantes de un pasado irrecuperable, como un muro ignominioso de gloria perdida por ellos mismos entre la inmundicia de su actual pequeñez. En ese espejo podríamos vernos en unos años.

Tal vez al leer esto sientas que es lejano, pero no lo es. Y aquí entra derrotado en la vida el gran Orwell, aunque triunfante en la literatura.

Casi nadie sabe su historia, todos conocemos su libro de un futuro distópico y su sátira política de una granja. Orwell se movió como Julio César entre claroscuros. Formó parte de la policía imperial inglesa y atestiguó la masacre de una población hindú que defendía a su Dios Ganesh asesinado por un policía. No quiso disparar contra la turba. Se volvió un desertor. Su verdadero nombre, otro que usó pseudomino, era Eric Arthur Blair.

De ahí corrió a los brazos de la izquierda española del partido obrero de unificación marxista, luchó contra el fascismo de Franco decididamente. Los aliados incómodos del Stalinismo lo perseguirían. La derecha que tanto luchó no pudo con él, fue la izquierda que abrazó la que mató sus sueños de libertad.

El totalitarismo triunfaba en Rusia y España. Izquierda y derecha por igual sanguinarias y esclavizantes.

No hay nada más absurdo que creer en las ideologías, cuando los que gobiernan son los hombres, no las ideas.

Fijarse en la dignidad de las personas es más redituable, políticamente, que creer en ideologías. En pasados días Zeus Munive me respondía sobre un posible disenso, lo invitaba a que me lo compartiera. No debemos tener miedo a discrepar menos a discutir, desde el punto de vista griego, el choque de ideas es la génesis del Big Bang filosófico.

Sé que Zeus no teme nada, menos a mi pues no hay porque, solo aclaro la invitación hecha. Eso de volvernos feligreses de iglesias ideológicas es la ruina de cualquiera.

¿No ves la conexión final con nuestros días?

Está en la reciente elección de España, nada para nadie. Mario Alberto la seguía minuto a minuto, supongo la percibe como la madre patria. Para mí, es solo un bello recuerdo.

Un gran despliegue de ideologías, feligreses, fanáticos de izquierda y de derecha. Totalitarismo tocando a la puerta desde ambos lados y en todas direcciones. Afirmando que la extrema tal o cual podía definir el gobierno español. ¡Extrema! En la palabra están sus condenas para ambas partes.

Está en Puebla también.

La dignidad de los personajes públicos en disputa por el poder está a la luz de todos. Entiendo sino quieres expresarlo, entiendo si crees que puede ser perjudicial para tu trabajo, estabilidad o carrera. Las bardas no te dicen nada, no prometen sino una estela más de falsedades. Un último ejemplo.

En la antigua Roma había bancas de piedra fuera de las casas de los aspirantes a ediles, tribunos, magistrados o senadores. Estaban hechas para recibir a aquellos atraídos por el “D.R.P.O.V.F” pintado en la ciudad con su nombre. Contrastaban ideas e intereses con los “togados”. Las ciudades importantes en Roma tenían un promedio de 400 mil personas, 1 millón la gran capital.

Puebla tiene cerca de 6 millones de habitantes, de los cuales según el INE en 2021 podían votar cerca de 4 millones 700 mil habitantes.

Si quisieran conocernos a todos necesitarían hacer 47 mil eventos de mil personas cada uno. Jamás sucederá. Es simplemente imposible.

Orwell tenía razón:

“Un pueblo que elige corruptos, impostores, ladrones, traidores, no es víctima, es cómplice”

No hay izquierdas ni derechas buenas o malas. No existe mayor libertad que la de poder decidir lo que creemos que es mejor para cada uno. Nadie te abrirá las puertas de su casa para que los juzgues con la severidad que la verdad conlleva, intentarán ocultarse tras su cargo o su poder. Igual que los romanos tendrás la asamblea de la plebe llamada “plebiscita” ese es tu gran minuto de poder absoluto, exprímelo, norma tu criterio. Juzga quien sea digno de tu confianza a la luz de su historia. Recuerda la frase de arriba, si algo nos enseñó la historia es que todos los hombres se alzan para caer. Hasta el mítico Julio Cesar.

 Al final puede ganar la plebe, si así lo decides con valentía. Como sea que lo hagas, no lo desperdicies, ya no hay togados, quienes pierdan deberán entender que… “No es personal solo son…negocios”

 

Michael Corleone

@corleonemike699