Hernán Cortés: Encuentro y Conquista

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Por: Humberto Aguilar Coronado*

 

Hace unos meses me regalaron un extraordinario libro, que no quise leer hasta que hubiera pasado el 13 de agosto, día en que se cumplieron 500 años de lo que se conoce como la caída de México-Tenochtitlan, dando paso a conmemorar el nacimiento de una nueva Nación.

No lo quise leer porque quise esperar a conocer las reacciones que seguramente iban a venir desde el poder, dado que ya habíamos conocido la exigencia del presidente para la reivindicación de los pueblos originarios, comenzando con una expresión de perdón exigida al Rey de España y al Papa en Roma, por lo que él llama los abusos cometidos contra los pueblos indígenas.

El libro no tiene desperdicio, está escrito por quién se autodefine como un “ciudadano del mundo”, Juan Miguel Zunzunegui y lleva por título, Hernán Cortés, encuentro y conquista, editado por Grijalbo.

Desde el prólogo, el primer párrafo es el que atrapa a su lectura y disfrute de la misma con la pregunta: ¿Quién nos enseñó a odiarnos a nosotros mismos?

Afirma el autor que ésa es la pregunta más importante que debemos responder, pues es el origen de todas nuestras derrotas.

Esta pregunta nos debe motivar a la reflexión de todo aquello que en el pasado y más en el presente, culpa a España, a los españoles y en especial a Hernán Cortés de todo lo malo que nos ha pasado, para responder si México y los mexicanos debemos seguir recordando y viviendo en una lucha constante entre buenos y malos; entre descendientes de españoles o descendientes de mexicas; entre conquistadores y conquistados; entre vencedores y vencidos.

Eso es lo que ha provocado el presidente al tratar de cambiar la historia para afirmar que el 13 de agosto de 1521 no se llevó a cabo la conquista de México, sino que, a 500 años de distancia, lo que se debe celebrar es la resistencia de los pueblos indígenas.

Coincido con el autor del libro mencionado que las condiciones de pobreza en la que se encuentran los pueblos indígenas, no es culpa de la conquista sino de todos los gobiernos que han pasado a lo largo de 500 años y que no pudieron, ni han sabido cómo integrar a los pueblos indígenas al desarrollo, pero eso sí, ahora se encuentra una excusa perfecta en el discurso maniqueo de la conquista.

A mi me parece que “ya chole” con seguir promoviendo discursos de odio y polarización, para concentrarnos en lo realmente importante, como salir adelante.

Sí hay que sanar las heridas del pasado sin avergonzarnos y avocarnos en la construcción del presente.

México, el nuevo México, no podría explicarse sin España. Los mexicanos no podríamos explicarnos sin la riqueza cultural de los españoles.

Prefiero empezar a construir una relación de respeto mutuo para preocuparnos por los problemas presentes, que muchos de ellos, por cierto, no existían en 1521.

Por eso me quedo con el cartón de Rictus publicado en El Financiero el lunes 16 de agosto, en donde el fantasma de Hernán Cortés se aparece en Palacio Nacional al presidente López Obrador y le dice: “¿Y si mejor liberas a tu pueblo del narco, la corrupción, la pandemia, la inseguridad y la crisis que lo tienen conquistado, y a mí me dejas en paz?

Por lo pronto a seguir con la lectura. Se los recomiendo ampliamente.

 

*Es un políco mexicano. Diputado Federal electo para la LXV Legislatura Federal en México.
Politólogo y Maestro en Negociación por la Universidad Carlos III de Madrid, España.
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