Créditos sin pagar y reducción de gastos: las secuelas de la covid-19 en las finanzas de los mexicanos

Por: Admin

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La Encuesta Nacional de Inclusión Financiera muestra las grandes dificultades de la población en el uso del dinero y la adquisición de productos formales

 

Lidia Rodríguez ha recuperado poco a poco su ritmo de trabajo luego de que la pandemia por la covid-19 la obligara a parar sus labores como trabajadora doméstica. Pero no deja de recordar el momento en que pidió dinero a una de sus primas para poder pagar la renta. “Estuvo muy fuerte, pensé que nunca se iba a acabar”, menciona en consulta. Ella forma parte del 59% de las mujeres que vivieron algún tipo de afectación económica durante la pandemia en el país.

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera (ENIF) 2021, presentada este miércoles por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) y la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), los mexicanos tuvieron que arreglárselas de varias formas para poder salir adelante en términos financieros. “12 millones de personas perdieron su empleo al menos de manera temporal y se buscó generar menores gastos”, dice Edgar Vielma, director general de estadísticas sociodemográficas del Inegi.

Van más de dos años en que los mexicanos han tenido que apretarse el cinturón. Además del efecto inflacionario que se ha venido desarrollando en los últimos meses, una serie de medidas que incluyen el endeudamiento, echar mano de los ahorros familiares o hasta el empeño de bienes fueron algunas de las medidas para paliar los efectos de esta crisis económica.

Esta encuesta, que se realiza cada cuatro años en México y que busca medir la forma en que los habitantes hacen uso de sus recursos, así como el acceso que tienen a productos financieros formales, se topó el año pasado con la crisis sanitaria. Uno de los elementos a destacar, de acuerdo con los directivos del Inegi, es el contraste que hay entre las regiones del país. Mientras que más de la mitad de la población reportó tener problemas económicos a causa de la emergencia sanitaria, en el noreste de México ese porcentaje se redujo a la mitad y se agudizó al 67% en los estados del centro y Gofo de México.

Educación e inclusión financiera, estancados

Los mexicanos siguen sin sumarse al sistema financiero formal. De acuerdo con la ENIF, el número de mexicanos que tienen algún producto financiero pasó de 54 millones en 2018 a casi 56,7 millones en 2021, un incremento de 2% en cuatro años. Los instrumentos que más crecieron son los que se usan medios de pago o de nómina y los relacionados a las pensiones, con una penetración de 32%.

Por toro lado, la solución de problemas en el futuro se deja en segundo plano. Mientras que la penetración del crédito pasó de 44 a 47% en los últimos cuatro años, la contratación de seguros (principalmente pólizas de vida) bajaron de 35 a 32% del total de los adultos, mientras que del total de mayores de 18 años, 40% tenía una Administradora de Fondo para el Retiro (Afore) en 2018 en comparación con el 39% que lo tuvo en 2021.

Uno de los retos del Gobierno mexicano será acercar la educación financiera a las aulas. Óscar Rosado, presidente de la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef) anunció que desde agosto de este año, los alumnos de educación media superior y superior tendrán acceso a asignaturas de educación financiera. “La falta de oportunidades económicas, la crisis provocada por la pandemia y el factor cultural son los principales adversarios a vencer”, mencionó Rosado.

De acuerdo con el funcionario, en este programa obligatorio participarán 254 instituciones tecnológicas y más de 600.000 alumnos de preparatoria en una primera etapa. Adicionalmente, los colegios de educación básica en Ciudad de México también tendrán un programa piloto en el que se va a incluir la capacitación a maestros para iniciar con nociones de educación financiera con los menores de edad.

Los mexicanos viven al día. Según la ENIF, solo 41.5% de los adultos mexicanos tiene un registro de cuánto gasta y de las deudas que tiene para poder pagar, mientras que la mitad de la población únicamente aparta el dinero que va a usar para gastar o pagar, algo que hacen cada día y no como un hábito recurrente.

 

Vía: El País