Dr. Julián Germán Molina Carrillo*
No hay fecha que no llegue y plazo que o se cumpla, el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) es el nuevo acuerdo comercial entre México, Canadá y Estados Unidos que sustituye al TLCAN; y entró en vigor el pasado 1 de julio. América del Norte integra un mercado potencial con 500 millones de consumidores y una economía por más de un billón de dólares. Tan sólo cada día, México y Estados Unidos, comercian más de mil 500 millones de dólares en diversos productos.
Para la aprobación del T-MEC se requiere de proceso legislativo y con ello se lograría la ratificación del señalado instrumento. Evidentemente, para los inversionistas es necesario generar certidumbre jurídica y confianza.
Resulta interesante que los artículos 2.1 y 2.4 del T-MEC, establecen un comercio libre de arancel entre las partes, de ahí que sea imperante la estabilidad y protección al comercio, pues el Tratado puede ser una buena herramienta para activar la economía, el empleo y el comercio. Así pues, el T-MEC abre nuevas oportunidades para la economía mexicana de este siglo, además que debe considerarse temas tan relevantes como la propiedad intelectual, el comercio digital y los servicios financieros. Se impone, también, la consideración y respeto a los derechos laborales, la equidad de género y políticas de protección medioambientalistas.
La American Chamber (AmCham) que es el grupo empresarial que representa a 450 firmas estadounidenses en México, en un comunicado señaló que nuestro país gracias a su capacidad exportadora, tiene la oportunidad de posicionarse como el mejor proveedor de un mercado de millones de consumidores. Así que ahora toca a los gobiernos hacer su tarea en materia de la legislación que deba hacerse o modificarse, máxime en esta coyuntura originada por el COVID-19.
En México, para cumplir a plenitud con el T-MEC, el Congreso tuvo una sesión extraordinaria este lunes y martes en la que ajustó diversas leyes, con la finalidad de armonizar con las legislaturas de Canadá y Estados Unidos:
La primera fue la Ley de Protección a la Propiedad Industrial. Lo que se consiguió fue la regulación a la protección a las patentes de inventos, diseños industriales, marcas comerciales, denominaciones de origen y otros. Asimismo, se aprobaron las modificaciones a la Ley de Infraestructura de la Calidad y la abrogación de la Ley Federal sobre Metrología y Normalización; al Código Penal Federal en materia de delitos contra la propiedad intelectual. También estuvo a discusión la ley Federal de Derechos de Autor, que atienden las disposiciones del capítulo de Propiedad Intelectual del T-MEC. Por último, la Ley de los Impuestos Generales de Importación y Exportación y reformas a la Ley Aduanera, que actualizan las tarifas arancelarias y se incluyen productos tecnológicos que no estaban clasificados, ya había sido aprobada en San Lázaro. Así, el paquete de leyes se aprobó por consenso de todos los grupos parlamentarios.
Siendo esto una sorpresa, sobre todo viniendo de los grupos políticos de oposición, puede inferirse que Ricardo Monreal Ávila es un eficiente operador del presidente López Obrador, pues preparó la senda para llevar a cabo el periodo extraordinario de sesiones del Senado, en la que se aprobó por unanimidad, las leyes secundarias necesarias para la entrada en vigor del T-MEC, el bloque comercial más importante del mundo, con 500 millones de consumidores.
Dicha noticia llega en buen tiempo para dos acontecimientos: la celebración de dos años del triunfo de AMLO y la entrevista entre él y Donald Trump, en Washington.
Finalmente, para esto último que importantes es mostrar estabilidad del país y el apoyo al presidente.
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