El volcán Popocatépetl registró 27 explosiones en una semana: el director de investigación del CENAPRED explicó la intensa actividad

Por: Admin

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Este mes de junio, el volcán Popocatépetl se ha mostrado muy inquieto.

Después de despertar a las poblaciones cercanas con un fuerte rugido el 5 de junio, volvió a tronar tres días después con una nueva explosión, seguida de otra en la madrugada del sábado 13. Una agitación que escaló aún más entre el lunes 15 y el martes 16, cuando en 24 horas se registraron 14 explosiones; algunas de ellas, con sólo minutos de diferencia.

“Don Goyo”, como se conoce cariñosamente al Popocatépetl en México, no se calmó después: el martes 17 fueron cuatro detonaciones, y el miércoles 18, un total de 9.

En suma, 31 explosiones en menos de tres semanas.

La actividad intensa del volcán ha hecho estallar la preocupación de los ciudadanos. El temor a que la situación pueda empeorar en el corto plazo, crece con cada evento, mientras que mantos de cenizas tóxicas cubren las localidades cercanas. Sin embargo, explican los expertos, no hay motivo para alarmarse, ya que todos los fenómenos que se han detectado recientemente están dentro de lo que se espera en el nivel de alerta en el que nos encontramos, Amarillo Fase Dos.

“Si bien llama la atención que se concentren en cuestión de horas o de un día las explosiones que reportamos, no significa un cambio radical en el comportamiento del volcán. Todo lo que hemos estado observando está dentro de los márgenes ya conocidos para el Amarillo Dos”, explicó Carlos Gutiérrezdirector de Investigación del Centro Nacional de Prevención de Desastres (CENAPRED), en entrevista con Infobae México.

A pesar de que las imágenes difundidas en redes sociales son sobrecogedoras e impactantes, el experto en volcanes confirmó que las explosiones registradas esta semana son de carácter menor, y que en años anteriores se produjeron incidentes que fueron mucho mayores, y más poderosos.

“Son catalogadas como explosiones menores, es decir, no son aquellas de gran energía, o que puedan significar la destrucción por ejemplo, de los conos, del cráter o cosas así”, indicó.

“Ha habido casos en donde tenemos varias explosiones de mucha mayor energía que lanzan fragmentos a varios kilómetros del cráter. Estoy hablando de un alcance del orden de dos o tres kilómetros. E incluso, casos en que llegan esos fragmentos balísticos a zonas boscosas a pies del Popocatépetl. En esta ocasión no fue así. Los fragmentos quedaron en un radio más o menos de un kilómetro”.

Habitualmente, una explosión se produce cuando existe un domo en la base del cráter. Cada vez que hay una inyección de magma, este llega a la superficie y forma un domo, o cuerpo de lava, que actúa como una especie de tapón, y bloquea todos los conductos del volcán. Al enfriarse, el cuerpo de lava se cristaliza, y aumenta la emisión de gases hasta que el domo explota.

Aunque usualmente las explosiones ocurren por este proceso, esta vez, no se deben a ningún domo. Así lo confirmó el equipo a bordo del sobrevuelo que realizó el sábado 13 de junio el CENAPRED, en coordinación con la Guardia Nacional y vulcanólogos de la UNAM.

“En el sobrevuelo fue posible ver el fondo del cráter, pero no se distinguió un domo de lava nuevo, un cuerpo, un montículo de lava como en muchas ocasiones pasadas. Se encontraron algunos vestigios de algún domo pequeño que ya fue destruido, y eso fue concretamente el resultado de la observación”, informó el maestro Carlos Gutiérrez.

Esto implica que las explosiones que se registraron esta semana se dieron a nivel del conducto, en algunos segmentos superficiales, o en el sistema del conducto del Popocatépetl. Y aunque sí es inusual que se produzca una batería de hasta 14 explosiones concentradas en 24 horas, desde el CENAPRED se interpreta de forma positiva.

“Sí llama la atención que fueron 14 explosiones en un período más o menos de un día. Pero en cierta manera tiene su ventaja, porque esa energía y ese material que tenía que ser expulsado, en lugar de hacerlo en dos o tres eventos muy energéticos, lo hace distribuido en 14 eventos”, detalló el director de Investigación del CENAPRED.

“No estamos en la antesala de una erupción”

(Foto: Juan Pablo Zamora/Cuartoscuro) (Foto: Juan Pablo Zamora/Cuartoscuro)

A lo largo de 25 años de actividad, el volcán Popocatépetl ha experimentado numerosos cambios internos; motivo que explicaría los registros que se dieron esta semana.

“Hay fracturamientos nuevos, hay diferencias en el sistema de conductos, en la tasa de aporte de magma a la superficie… Entonces esto necesariamente se refleja en cambios en los patrones de actividad”, explicó el maestro Carlos Gutiérrez.

“Este patrón en particular del que estamos hablando, de las 14 explosiones concentradas en poco tiempo, está correspondiendo a estos cambios a los que me refiero, pero no constituye la antesala de una gran erupción, por eso hemos mantenido el semáforo en Amarillo Dos, y eso significa que la población no debe alarmarse. Debe seguir atenta a las publicaciones y a los reportes que emitimos”, añadió.

En el monitoreo diario que realizan los expertos del CENAPRED, no se ha detectado ninguna anormalidad, o algún factor de riesgo que indique que vaya a producirse un evento de gran destrucción, o que el volcán esté escalando a niveles de mayor energía.

Antes de producirse una erupción, explica el experto en volcanes, se dan una serie de fenómenos precursores que pondrían en alerta a los expertos. Uno de ellos, sería un aumento drástico en los niveles de sismicidad.

“Entre los indicadores clave para una gran erupción, el primero sería un incremento muy muy notable de la cantidad de señales sísmicas que nosotros detectamos. Nosotros tenemos promedios, tenemos ya estándares muy bien identificados, sobre todo la tasa de crecimiento de la curva de energía sísmica. Si esta curva se acelera y se mantiene a lo largo de varios días, es señal de que hay mayor energía que tiene que ser liberada por el volcán”, aclaró el director de investigación del CENAPRED.

Imágenes del Popocatépetl el 13 de junio (Foto: CENAPRED)  Imágenes del Popocatépetl el 13 de junio (Foto: CENAPRED)

Además, otro factor que advertiría de este riesgo es la deformación en las laderas del volcán.

“Estos datos que obtenemos con nuestros inclinómetros, y con los estudios que se practican regularmente, si hubiera deformaciones muy notables o que mostraran que alguna ladera se está hinchando, pues eso también sería un indicador”.

Con el fin de conocer si hay posibilidad de una erupción, o si debe elevarse la alerta en el Semáforo de Alerta Volcánica, los expertos también analizan la concentración de elementos químicos en los manantiales que rodean a Don Goyo, y observan los cambios producidos en el cráter.

“Si en los manantiales se observa un cambio radical de elementos químicos importantes, entre ellos el boro, también señalaría el advenimiento de otra fase más energética. Y finalmente, otro dato es el referente a las condiciones del cráter. Por eso se hacen los sobrevuelos. Si llegáramos a ver, como fue el caso de diciembre del 2000, un crecimiento acelerado del domo de lava, que en aquella fecha alcanzaba ya casi los bordes del cráter, pues estaríamos teniendo una referencia de la energía que tiene que liberar el volcán”, añadió.

A pesar de las baterías de explosiones que se han visto en este mes de junio, todos los indicadores de riesgo se encuentran en los índices esperados en el nivel Amarillo Fase Dos, por lo que desde el CENAPRED llaman a mantener la calma.

“El diagnóstico que se hace conjuntamente con vulcanólogos de la UNAM, es que esto, como le decía yo al principio, está contemplado en los márgenes de actividad que corresponden al amarillo Fase Dos. Le debo decir que no hay ningún otro dato, ningún otro precursor que junto con esta actividad explosiva pudiera indicar que la actividad general, el comportamiento global del volcán esté escalando a niveles superiores; a niveles de mayor energía”, aclaró Carlos Gutiérrez.

Escenarios en el corto plazo

Según los resultados de los análisis y estudios que realizan desde el organismo de forma diaria, en el corto plazo, se espera que el volcán Popocatépetl no experimente cambios importantes en su actividad.

“Seguiremos observando las exhalaciones de vapor y gas, en alguna ocasión es esperable que emita ceniza en bajas cantidades, con altura del orden de un kilómetro, kilómetro y medio máximo, y que sigamos observando estas señales de tremor que reportamos en nuestros boletines diarios, en nuestro portal”, detalló el experto. “Igualmente, estaríamos viendo la distribución de ceniza en los sectores sur suroeste del volcán, dependiendo de la dirección preferencial de los vientos. Esos serían los escenarios esperables a corto plazo”.