Candidatos al Senado con oscuro historial

Candidatos al Senado con oscuro historial

Por: Adriana Cabrera

@adriana_ch12

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Conoce las malas jugarretas y la falta de ética de los candidatos al Senado de la República, su trayectoria y escándalos.


Por
Morena: Ignacio Mier y Lizeth Sánchez

Ignacio Mier Velasco: Con una trayectoria política marcada por su paso por el PRI y su posterior adhesión a Morena, Mier Velasco ha ocupado cargos significativos, incluido el de Presidente Estatal del PRI en Puebla y Diputado Federal. Sin embargo, enfrenta investigaciones por lavado de dinero y otros delitos financieros.

Lizeth Sánchez García: Miembro del Partido del Trabajo, Sánchez García ha ocupado diversos cargos políticos, incluida la secretaría de Bienestar en el gobierno de Puebla, enfrentando en 2021 acusaciones por desviar fondos públicos de 40 millones de pesos para 47 ayuntamientos, el dinero no se vio reflejado en beneficios para los municipios.

Por la oposición: Néstor Camarillo y Ana Teresa Aranda

Néstor Camarillo Medina: Afiliado al PRI, Camarillo Medina ha sido presidente municipal y actualmente es Diputado Local. Se le acusa de minimizar denuncias en su contra por supuesto uso indebido de recursos públicos y de estar involucrado en la venta de candidaturas.

Ana Teresa Aranda Orozco: Con una amplia trayectoria en el PAN, Aranda Orozco ha ocupado cargos importantes a nivel estatal y federal. Sin embargo, enfrenta acusaciones por su presunta vinculación con falsificación de material electoral.

Por Movimiento Ciudadano: Ramón Fernández Solana

Ramón Fernández Solana: transito por diversos partidos políticos, incluido el PRI. Ha sido diputado federal suplente y candidato en elecciones anteriores. Su paso por Redes Sociales Progresistas estuvo marcado por el fracaso, pero ahora busca una nueva oportunidad con Movimiento Ciudadano. Sin embargo, su pasado ligado al exgobernador priista Mario Marín Torres y su presunta participación en la venta de candidaturas han generado controversia en su candidatura al Senado.

En un proceso electoral marcado por la diversidad de opciones, los ciudadanos debieron evaluar no solo las propuestas políticas, sino también los antecedentes y escándalos de los candidatos.

Sus escándalos financieros desafían su posición política, generando interrogantes sobre su capacidad para el cargo.