“NO SAQUES LAS OREJAS”. RICKY RIQUÍN CANALLÍN Y SU EXTREMA DISCRECIÓN

Por: Admin

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Otrora aguerrido y protagonista del debate público, Ricardo Anaya lleva dos años escondido. Un mensaje de Tomás Zerón motivó que guardara las lanzas: “Te están cazando”. Ahora Emilio Lozoya ya entregó pruebas de supuestos sobornos.

Por Redacción EMEEQUIS

 

EMEEQUIS.– ¿Alguien ha visto a Ricardo Anaya? Lejos quedaron los tiempos en que estaba en el centro del debate público, ya sea impulsando desde el Congreso las reformas estructurales de Enrique Peña Nieto o en una aguerrida campaña electoral en la que confrontó con ahínco a Andrés Manuel López Obrador.

El panista de 41 años tuvo tiempos mejores. Durante el sexenio pasado se erigió como el único líder opositor con posibilidades de frenar el avance de AMLO, quien se encaminaba derechito y sin obstáculos para convertirse en presidente de México. Millones de ciudadanos que no simpatizaban con López Obrador voltearon a ver con simpatía al joven impetuoso que había destacado como diputado, presidente del PAN y candidato presidencial.

Pero algo ocurrió. Nomás perdió en la contienda electoral de julio de 2018 y el ímpetu se le fue al suelo, guardó los discursos aguerridos y el protagonismo se mudó a su confortable casa en un club campestre de Querétaro, debidamente resguardada por la seguridad propia de esos conjuntos residenciales. ¿Qué le pasó a Anaya?

EL MENSAJE DE TOMÁS ZERÓN

Apenas arrancaba el sexenio cuando un personero de Tomás Zerón –ahora buscado por la Interpol, acusado por la FGR de varios delitos relacionados con Ayotzinapa– se aproximó al excandidato Anaya para advertirle que el equipo de Peña Nieto tenía evidencias, incluso un video, que demostraban que había recibido sobornos millonarios para apoyar no sólo la reforma energética, como se ha dicho en diversos espacios periodísticos, sino el paquete completo de reformas estructurales que impulsó el gobierno priísta, en el marco del Pacto por México.

“No saques las orejas, te andan cazando”, le dijo el enviado de Zerón, quien además de haber fabricado evidencia para construir la llamada “verdad histórica” sobre el caso de los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa, fungió como un policía de los asuntos oscuros del régimen, resolviendo casos de intimidación a políticos, periodistas y activistas sociales.

Zerón –y por tanto Peña Nieto– temía que Anaya ofreciera a AMLO información semejante a la que ahora Lozoya está soltando, cuentan fuentes gubernamentales enteradas de las investigaciones que encabeza el fiscal Alejandro Gertz Manero.

Así, desde finales de 2018, Anaya estaba advertido del torbellino que se le venía. Hoy se sabe que Emilio Lozoya ya “cantó” el nombre de un diputado y cinco senadores que recibieron dádivas a cambio de apoyar las iniciativas de Peña Nieto. Las evidencias y testimonios que involucran al excandidato presidencial del PAN serían devastadoras para un joven que movía los hilos en la Cámara de Diputados y ahora podría enfrentar un juicio.

La cuenta de Twitter de Ricardo Anaya está en silencio desde hace tiempo.

LA CAMPAÑA DE 2021 YA COMENZÓ

En círculos de la 4T entusiasma que haya panistas involucrados en la red de sobornos de Lozoya. A los priístas los dan por muertos, sin posibilidades de hacer un papel decoroso en las elecciones de 2021. Incluso se piensa que el próximo año perderán ocho de las 11 gubernaturas que ahora detentan, además de pasar a cuarta o hasta quinta fuerza en la Cámara de Diputados.

Con el PRI en la lona, la preocupación del régimen se concentra en el PAN, por lo que la “destrucción” de “Ricky Riquín Canallín” –como lo llamó AMLO en uno de los debates presidenciales– representa un punto importante para desacreditar al blanquiazul ante los electores. Muchos aún recuerdan que López Obrador bromeó con esconder su cartera para que Anaya no se la sustrajera. Esa imagen serviría como dardo de campaña: “Aguas con los rateros”. Los publicistas de Morena ya barajan ideas.

En este contexto, Anaya lleva dos años encerrado en su casa de Querétaro, apenas sale a impartir algunas clases en una universidad local y se da sus escapadas a la Ciudad de México, donde también ha dado clases eventuales de manera discreta.

SILENCIO EN TWITTER

Desde que AMLO tomó el poder, Ricardo Anaya apenas ha puesto siete comentarios en Twitter. El más reciente, el 24 de marzo de 2020, cuando retuiteó al presidente de su partido, Marko Cortés. “Muy bien por pensar en quienes más van a sufrir las consecuencias de esta crisis sanitaria y económica”, escribió.

Un par de días antes subió un video para mostrar solidaridad con los mexicanos por la emergencia del coronavirus. Lucío poco seguro y desatinado. En esa ocasión advirtió que las remesas disminuirían drásticamente, entre otros comentarios que resultaron fuera de lugar.

Y de ahí para atrás da una felicitación a Cecilia Soto por aceptar ser representante del gobierno de Chihuahua en la Ciudad de México y, en otro, agradece las muestras de afecto por su cumpleños, el 25 de febrero del año pasado.

El 15 de mayo de 2019 se animó a subir un hilo en tres partes: “Hace unos momentos el Tribunal Electoral resolvió, en definitiva y por unanimidad de votos, que durante la pasada elección presidencial, la PGR sí afectó la equidad en la contienda en mi perjuicio, y por tanto determinó sancionar a los responsables”.

El 24 de diciembre de 2018 puso en Twitter que lamentaba el fallecimiento de Martha Érika Alonso y Rafael Moreno Valle y el 1 de diciembre desea que “le vaya bien al nuevo presidente de Méxio”. Y punto.

La advertencia de Tomás Zerón, quien por cierto fue quien filtró a la prensa los expedientes que involucraban al panista en un caso de probabe lavado de dinero tras la compra de un predio en Querétaro, surtieron efecto, al grado que Anaya se escondió como ratoncillo en su guarida.

Ahora viene un vendaval que tendrá que enfrentar de la mano de abogados, si es que, como promete Lozoya, existen pruebas sólidas del involucramiento de “Ricky Riquín Canallín” en la recepción y presunta repartición de sobornos para aprobar las reformas estructurales de Peña Nieto.

Anaya, por cierto, impulsó y votó a favor de 13 reformas peñanietistas, entre las que se encontraban la educativa, la de telecomunicaciones y, por su puesto, la energética, a la que llamó: “la más valiosa en términos de fomento productivo y económico”.

 

@emeequis