Con la victoria del republicano Donald Trump en las elecciones de Estados Unidos, se vislumbran tiempos inciertos para México y especialmente para la economía de Puebla. El presidente electo, quien ha sido elegido por segunda ocasión para ocupar la Casa Blanca, advirtió en sus últimos discursos que si México no detiene el flujo migratorio, impondrá aranceles del 25%, con posibilidad de incremento, a las exportaciones mexicanas.
En Puebla, donde la industria automotriz juega un papel clave, esta política podría golpear de manera directa a la planta de Volkswagen, un pilar de empleo en el estado. La empresa alemana ya antes había anunciado la posibilidad de cerrar varias plantas armadoras alrededor del mundo, debido a una crisis por baja en ventas y una feroz competencia con los fabricantes chinos.
Si estos aranceles se implementaran, los costos de los vehículos producidos en México se incrementarían sustancialmente, haciendo que el mercado estadounidense prefiera vehículos ensamblados en Estados Unidos sobre los mexicanos.
Desde 2023, Volkswagen ha intentado mitigar sus pérdidas a través de un plan de recortes de costos que, aunque drástico, no ha logrado la estabilidad financiera deseada. Este plan de austeridad incluye un recorte del 20% en los gastos administrativos y ajustes significativos en beneficios para empleados de alto rango. A pesar de esto, la empresa no ha conseguido reducir sus gastos lo suficiente como para compensar la caída en ventas y la alta competencia, especialmente en un contexto de inflación y recesión en Europa.
Se estima que Volkswagen planea reducir 10,000 millones de euros en gastos hasta 2026. Parte de esta estrategia incluye la posibilidad de cerrar algunas de sus plantas en Alemania, una decisión sin precedentes en sus 87 años de historia, que conllevaría despidos forzosos y el cierre de centros productivos en su país de origen.
La posibilidad de un paro técnico en diciembre es cada vez más viable, pues la planta de Volkswagen en Puebla ya ha enfrentado varios desafíos este año, incluyendo la presión sindical y la necesidad de mantener competitividad en un mercado dominado por la transición hacia vehículos eléctricos. En este contexto, Alejandro Armenta, próximo gobernador de Puebla, quien tomará protesta el 14 de diciembre, hereda un reto mayúsculo para la economía local y el futuro de miles de empleos.
