El programa Jóvenes Construyendo el Futuro, comenzó a operar en 2019, tiene como objetivo, que los jóvenes puedan formarse, capacitarse e incorporarse exitosamente al mercado laboral y lograr un patrimonio. Se incorporarán a la plataforma de dicho programa con base en sus intereses, habilidades y experiencias con la finalidad de vincularlos a un centro de trabajo, donde los capacitarán hasta por un año recibiendo una beca de $3,600 pesos mensuales que gestiona la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS). No podrán renovar su beca más allá de 12 meses. Los aprendices se pueden dar de baja durante su capacitación; pueden cambiar de centro de trabajo en una sola ocasión, pero esto no implica el inicio de la capacitación desde el primer mes. Además del apoyo económico mensual y la capacitación laboral en un centro de trabajo que elijan, los aprendices acceden a la prestación de Seguro Social durante el tiempo en que estén inscritos.
Contarán con un tutor que los capacitará para realizar actividades en el lugar que hayan elegido. La Evaluación mutua es parte integral del proceso de capacitación en el Centro de Trabajo y tiene como finalidad conocer el desempeño de becarios y tutores. Al final de su capacitación recibirán una certificación que avala su aprendizaje y pueden ser contratados por la empresa si es que ésta así lo decide. La meta es integrar a 2 millones 300 mil jóvenes, de entre 18 y 29 años, con el sector laboral y aprendan a través de la práctica, un oficio o profesión, a la vez, se busca que las empresas y organizaciones crezcan, brindando una oportunidad a los jóvenes para obtener herramientas con la finalidad de incorporarse al mundo laboral, y al mismo tiempo, contribuir al crecimiento del país. Al respecto hay que señalar dos aspectos: el centro de trabajo no está obligado a contratar al becario y no existe la posibilidad de volver a inscribirse en el programa.
Hasta el momento se han destinado 40 mil mdp, se tienen 170,470 centros de trabajo, con un total de 836,510 aprendices, de los cuales el 59.5% son mujeres y 40.5% hombres; de la escolaridad se tiene que 61,836 tienen como instrucción la primaria; 217,995 la secundaria; 352,119 la preparatoria; 31,494 cuentan con una carrera técnica; 142,924 se tienen licenciatura y 2,146 el posgrado. Los aprendices por tipo de organización se encuentran distribuidos de la forma siguiente: el 30.3% en instituciones públicas; el 67.8% en el sector privado y el 1.9% en organizaciones sociales.[1]
Por otro lado, de acuerdo con sus atribuciones y disponibilidad presupuestal, la STPS o personal autorizado por la STPS podrá realizar la supervisión física mediante visitas a los inmuebles en donde se localizan los Centros de Trabajo que otorguen capacitación, con el objeto de verificar que se brinda la capacitación ofrecida a los becarios, se cumpla con los lineamientos del Programa, proteger sus derechos y salvaguardar su integridad.
De hecho, la titular de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, Luisa María Alcalde proporcionó los resultados obtenidos del programa Jóvenes Construyendo el Futuro en su primera edición, y señaló que los jóvenes que concluyeron el programa, serán incorporados al ámbito laboral aunque sólo se han contratado a 15 mil, es decir el 1.5%, resultados que no suenan tan alentadores, en caso de no quedar, serán apoyados con información de bolsas de trabajo tanto públicos y privadas con la finalidad de obtener un empleo, además, otros tantos retomarán sus estudios.
Aquellos jóvenes que no se incorporen a la empresa en donde fueron capacitados, recibirán otra instrucción como parte del programa, el cual lleva denominado “Mes 13”, en donde se les apoyará con orientación sobre el mundo laboral y serán promovidos para el autoempleo.
De conformidad con los compromisos señalados anteriormente, se denota que se debe apresurar la creación de alianzas con diferentes dependencias e instituciones para propiciar que los jóvenes, terminando la capacitación, sean incluidos a la plantilla laboral, encuentren un empleo en el mismo sector o se les colabore para que inicien su propio negocio.
Evidentemente, la rentabilidad política de este programa, se observará en las elecciones intermedias de 2021, bajo esas condiciones no sería nada extraño que los jóvenes inclinarán la balanza nuevamente por MORENA -pues el amor con amor se paga- y no creo que para dicha época coyuntural se nos deje pasar por alto lo sucedido en Atenco, el caso de los 43, el desdén de Peña Nieto hacia los jóvenes universitarios que dieron pie al Movimiento #YoSoy132; que en el sexenio de Calderón el ejército asesinó a universitarios de excelencia al ser confundidos como sicarios y en paradoja, a 9 años del crimen, a nombre del Estado mexicano, la actual secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, ofreció una disculpa pública a los familiares de los estudiantes del Tecnológico de Monterrey, misma que atiende la recomendación 45/2010 de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) para reparar el daño y comprometer al Estado a que no vuelvan a ocurrir una situación similar. Ante tales infortunios en contra de los jóvenes, ¿cómo se logra revertir los efectos adversos en contra de los partidos moralmente derrotados, si el actual gobierno les brinda a los jóvenes un trato diferente?