La madrugada del 19 de diciembre, un violento motín en el Centro de Reinserción Social del Estado de Tabasco (CRESET) dejó un saldo de siete internos fallecidos y diez heridos, entre ellos cuatro policías. El incidente movilizó a fuerzas de seguridad estatales y federales, incluyendo a la Guardia Nacional, para retomar el control del penal.
El origen del motín
De acuerdo con el secretario de Seguridad de Tabasco, Víctor Hugo Chávez, el enfrentamiento inició cuando autoridades intentaron trasladar a dos reclusos identificados como generadores de violencia en el estado. La operación, llevada a cabo alrededor de las 5:00 a.m., fue recibida con agresiones armadas y actos vandálicos, como la quema de muebles y basura en los patios del penal.
Cronología de los hechos
- 5:00 a.m.: Ingreso de las fuerzas de seguridad al CRESET para ejecutar los traslados.
- 8:00 a.m.: Captura de Gerardo “N” en el área de calabozos, sin resistencia.
- 8:15 a.m.: Logran un control parcial de las instalaciones.
- 9:15 a.m.: Detención de Javier “N” en el módulo cuatro, quien opuso resistencia y era protegido por otros internos.
Reacciones de los familiares
Durante el operativo, familiares de los reclusos se presentaron en las inmediaciones del penal exigiendo información sobre la situación y reclamando garantías para la seguridad de los internos. Videos difundidos en redes sociales mostraron momentos de angustia dentro del penal, con algunos reclusos pidiendo auxilio.
En uno de los videos, un interno gritaba: “Nos están matando acá en el reclusorio, familia vengan a ayudarnos”.
Acciones posteriores
El fiscal general del estado, José Barajas Mejía, acudió al penal acompañado de un operativo de seguridad. La Fiscalía General del Estado (FGE) confirmó que se investigan los hechos para determinar responsabilidades, tanto por las muertes como por los actos vandálicos registrados.
Por ahora, las autoridades han recuperado el control total del CRESET, aunque el incidente ha puesto en evidencia las tensiones internas y las condiciones de seguridad en los penales de Tabasco.
Vía El Economista
