Muchos mexicanos de clase media creen ser ricos sin serlo. El malentendido perpetúa políticas que benefician a las verdaderas élites
Pertenecer a la clase media en México es un privilegio de muy pocos. Solo entre el 12 y el 45% de la población del país es clase media, un 58% menos de lo que debería dado el tamaño de la economía mexicana.
La escasez de clase media hace que, con frecuencia, las personas de dicho nivel económico piensen que son ricos. De hecho, en México las personas creen que alguien se vuelve rico cuando ganan 38.000 pesos al mes.
Esto es un severo malentendido. Los mejores estimados que existen muestran que los ricos mexicanos, es decir, el top 1% de los hogares con mayores ingresos, ganan 971.000 pesos promedio por hogar al mes (sin considerar el top 0.1%). Es decir, ganan 23 veces más que un hogar de clase media cuyos ingresos promedio son de 40.000 pesos.
Los ricos mexicanos son de los ricos más ricos del mundo. Por ejemplo, mientras que en el mundo los ricos se quedan con el 19% de los ingresos que se generan globalmente, en México nuestros ricos se quedan con el 28% de los ingresos del país. Ello nos coloca como el tercer país del mundo donde los ricos son más ricos, solo superados por Mozambique y la República Centroafricana. Los ricos mexicanos son comparativamente más ricos que los del 98% de los países del mundo.
Lo extraño es que las clases medias continúen pensando que son ricas solo por poder pagar una colegiatura, una hipoteca o tener deudas en tarjetas de crédito.
Esto se explica, en parte, por la segregación geográfica que ha generado la desigualdad extrema en México: las clases medias realmente no saben cómo viven los ricos. Como ha mostrado OXFAM, es común que los mexicanos de distintos niveles socioeconómicos vivan en “mundos paralelos”, espacios urbanos que no conviven con personas de nivel económico radicalmente diferente.
Es fácil perder de vista cómo viven los ricos porque hay muy pocos. Los 357.000 hogares ricos cabrían completos en la ciudad de Zapopan, dejando el resto del país deshabitado. Entre ellos, sin embargo, todavía habría grandes diferencias. Por ejemplo, las personas que tienen un millón de dólares en riqueza cabrían en cuatro colonias de la Ciudad de México (264,034 personas) y los que tienen más de 50 millones de dólares en dos manzanas de Polanco (773).
Así, las clases medias no pueden ni imaginar lo que es ser rico. No saben, por ejemplo, que el top 1% generalmente no trabaja, sino que viven casi siempre de cobrar rentas de casas y tierras, o de regalos que les hacen otros familiares. Entre los billonarios, el 62% heredó su dinero y la abismal mayoría no ha trabajado nunca en un negocio que no sea de su familia o propio.
La clase media se siente rica porque no conoce la riqueza, pero sí la pobreza. Ven al 53% de la población que es pobre o al 40% de los trabajadores que no pueden alimentar a su familia con su salario y se comparan con ellos. Así, comienzan a pensar que son ricos por ocasionalmente ir a restaurantes o tomar vacaciones fuera de la ciudad.
Este malentendido se alimenta por el mal uso de datos. Con frecuencia se utiliza la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) para reportar ingresos. Esto es un error. La encuesta no está hecha para capturar los ingresos de los más ricos y, por tanto, “pierde” cerca del 67% de los ingresos totales del país. Así, la ENIGH llega a conclusiones inverosímiles como que los hogares de niveles “altos” de ingreso ganan 54.000 pesos al mes, algo muy lejano de la realidad.
El que la clase media se crea rica es un problema porque la hace propensa a defender políticas públicas que la perjudican. Por ejemplo, la clase media se ha convertido en un dique de contención para no subir los impuestos de los más ricos. Pensando que los ricos son ellos, los estratos medios dicen que los ricos “pagan muchos impuestos” o “ya pagan lo que les toca” cuando, en realidad, el top 1% es responsable de evadir o eludir ocho veces más impuestos que el 50% de la población.
La clase media también ha bloqueado el pago de impuestos a la propiedad pensando que eso los afecta. En realidad, solo el 4,2% de las personas en México viven de sus rentas y la mayoría de ellos no son miembros de las clases medias, sino altas. De hecho, el 57% de los ingresos de los ricos vienen de rentar inmuebles o tierras. En cambio, la clase media vive mayormente de su ingreso laboral y, por tanto, se beneficiaría de demandar que se implementara un impuesto a la propiedad de alto valor.
Así, mientras la clase media continúe pensando que es rica, nunca lo será, porque no se demandarán políticas que promuevan la movilidad social como la erradicación de monopolios, la sindicalización efectiva de profesionistas, el cambio de impuestos al trabajo por impuestos al capital y el apoyo al comerciante pequeño. Creerse rico es un severo malentendido.