En Puebla, se ha encendido el debate dentro de Acción Nacional tras la aparición de Eduardo Rivera Pérez en la planilla de Jorge Romero Herrera, quien compite por la dirigencia nacional del partido. Esta movida ha generado incertidumbre, ya que algunos interpretan que Rivera podría estar considerando una participación simultánea en la dirigencia nacional y la estatal, aunque de manera velada.
La contienda por la dirigencia nacional del PAN se reduce a dos aspirantes: la tlaxcalteca Adriana Dávila Fernández y el defeño Jorge Romero Herrera. Mientras que Dávila, vinculada al grupo del expresidente Felipe Calderón, se percibe como una candidata con escasa popularidad y sin estructura, Romero Herrera ya se perfila como el próximo líder del partido, consolidando su apoyo en diversas entidades.
Lejos de desistir de su aspiración por la gubernatura de Puebla, la inclusión de Eduardo Rivera en la planilla de Romero Herrera es vista como un intento de ampliar su poder dentro del PAN. Su grupo político en Puebla ya ha recorrido los comités municipales, consolidando su presencia y asegurando apoyos para la elección estatal, la cual aún no tiene definido el mecanismo bajo el cual se llevará a cabo.
Y es que a pesar de que los estatutos del partido impiden ejercer dos cargos de manera simultánea, la actual dirigencia del PAN en Puebla, que ha allanado el camino para que Rivera o alguien de su grupo aspire a la dirigencia en estatal, no parece dispuesta a dar marcha atrás.
Augusta Díaz de Rivera, actual dirigente del PAN en Puebla, ha trabajado en discreción para asegurar que la elección interna no se haga por voto directo de la militancia, sino a través de los votos de los comités municipales, los cuales ya visitaron tras la derrota del pasado 2 de junio. Este esfuerzo parece estar encaminado a que, si no es Eduardo Rivera el candidato, será alguien cercano a él y de su plena confianza.