2 de marzo de 2025
La hazaña de observar la atmósfera de planetas fuera de nuestro sistema solar marca un avance significativo en la astronomía
El telescopio espacial James Webb ha logrado un impresionante hito en la exploración del espacio al detectar directamente la presencia de dióxido de carbono en la atmósfera de exoplanetas. Esta es la primera vez que se logra observar este gas en un mundo fuera de nuestro sistema solar, y no en uno, sino en cuatro exoplanetas pertenecientes al sistema HR 8799, ubicado a 130 años luz de la Tierra.
El sistema HR 8799, con planetas jóvenes y calientes, se encuentra en las primeras etapas de su formación, lo que lo convierte en un laboratorio natural para estudiar los procesos que dieron origen a los planetas en nuestro propio sistema solar. Las observaciones del telescopio Webb no solo marcan un avance en la detección de atmósferas exoplanetarias, sino que también ofrecen valiosas pistas sobre cómo se forman los planetas gigantes.
Los exoplanetas que fueron objeto de estudio son de tipo gigante gaseoso, y las observaciones sugieren que su formación es sorprendentemente similar a la de Júpiter y Saturno. El descubrimiento también refuerza la idea de que estos planetas se formaron mediante un proceso de acreción del núcleo, un fenómeno que implica la acumulación de material sólido hasta formar un núcleo masivo que posteriormente atrae más gas para formar una atmósfera densa.
El hallazgo fue publicado en la más reciente edición de The Astronomical Journal, una de las revistas académicas más prestigiosas en el campo de la astronomía. Según William Balmer, astrofísico de la Universidad Johns Hopkins y autor principal del estudio, “Al detectar estas fuertes formaciones de dióxido de carbono, hemos demostrado que existe una fracción considerable de elementos más pesados, como carbono, oxígeno y hierro, en las atmósferas de estos planetas”.
Si bien los planetas de HR 8799 no son aptos para albergar vida tal como la conocemos, la presencia de CO2 proporciona información crucial sobre la formación planetaria en sistemas exoplanetarios distantes. “Dado lo que sabemos sobre la estrella que orbitan, esto probablemente indica que se formaron por acreción del núcleo, lo cual, tratándose de planetas que podemos ver directamente, es una conclusión emocionante”, añadió Balmer.
El sistema HR 8799 tiene solo unos 30 millones de años, lo que lo hace significativamente más joven que nuestro sistema solar, que tiene alrededor de 4,600 millones de años. Estos planetas, aún calientes por la violenta naturaleza de su formación, emiten grandes cantidades de luz infrarroja. Esta radiación proporciona a los astrónomos una ventana única para estudiar cómo se comparan estos planetas con los que componen sistemas solares más antiguos, como el nuestro.
“Nuestro objetivo con este tipo de investigación es comprender mejor nuestro propio sistema solar, la vida y nuestra existencia en comparación con otros sistemas exoplanetarios. Al estudiar otros sistemas solares, podemos determinar cuán normales o extraños son en comparación con el nuestro”, explicó Balmer.
A medida que la tecnología de observación avanza, los astrónomos esperan obtener más detalles sobre la formación y la evolución de los planetas en otros sistemas solares. Este tipo de descubrimientos no solo amplía nuestra comprensión sobre el cosmos, sino que también nos ayuda a contextualizar nuestro lugar en el universo, y tal vez, algún día, a resolver el misterio de si estamos realmente solos.
Fuente: The Astronomical Journal