El yodo en la sangre: pequeño mineral, gran impacto en la salud

Por: Rocío Rios

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El yodo es un claro ejemplo de cómo un nutriente necesario en dosis diminutas puede tener un impacto gigantesco en la salud humana.

Aunque el cuerpo humano solo necesita pequeñas cantidades de yodo, este mineral desempeña funciones vitales que impactan desde el metabolismo hasta el desarrollo cerebral. Su presencia en la sangre es fundamental para que la glándula tiroides funcione correctamente, produzca las hormonas necesarias y mantenga el equilibrio de diversos procesos fisiológicos.

El yodo es un oligoelemento indispensable para la producción de las hormonas tiroideas T3 y T4, las cuales regulan funciones clave como el ritmo cardíaco, la temperatura corporal, el crecimiento y el desarrollo del sistema nervioso. Sin niveles adecuados de yodo en el organismo, la tiroides no puede sintetizar estas hormonas, lo que puede desencadenar problemas de salud como el hipotiroidismo, el bocio y graves complicaciones en el embarazo o la infancia.

La importancia del yodo en la sangre

Tener suficiente yodo en la sangre es esencial para garantizar el correcto funcionamiento de la tiroides. Una deficiencia, incluso leve, puede provocar fatiga, aumento de peso, disminución del rendimiento cognitivo y, en casos severos, retraso en el desarrollo intelectual de los niños. De hecho, la deficiencia de yodo es considerada una de las principales causas evitables de discapacidad intelectual en el mundo.

Durante el embarazo y la lactancia, el organismo requiere aún más yodo. Su ausencia puede aumentar el riesgo de abortos espontáneos, partos prematuros o daños irreversibles en el sistema nervioso del bebé.

¿Cómo obtener suficiente yodo?

La sal yodada ha sido la principal estrategia de salud pública para combatir esta deficiencia a nivel mundial. Además, alimentos como pescados, mariscos, lácteos, huevos y algas marinas son fuentes naturales de yodo. En regiones donde estos productos no están disponibles en cantidad suficiente, se recomienda el uso controlado de suplementos bajo supervisión médica.

Un dato curioso es que vivir cerca del mar también puede aportar algo de yodo de manera natural, aunque en cantidades mínimas.

¿Y si hay exceso?

El exceso de yodo también puede causar problemas en la tiroides, por lo que no se recomienda automedicarse con suplementos. La clave está en el equilibrio. Para conocer si los niveles de yodo son adecuados, se pueden realizar análisis de sangre o de orina, especialmente en personas con síntomas relacionados con la tiroides.

Mantener niveles adecuados de este mineral es crucial para el bienestar físico y mental, especialmente en etapas como el embarazo y la infancia. Una dieta equilibrada, con suficientes fuentes naturales de yodo, sigue siendo la mejor manera de asegurar su presencia en la sangre y proteger la función tiroidea y general del organismo.